No tocó el café la mañana que iban a dispararle
La mirada en off y en su cinturón: indios, dioses, sangre.
Ya se supo que su dedo tiró del gatillo ortiba.
Y su corazón tiembla de galope
Porque su china se fue
Hacia otro norte
Y está quemando en su piel
Y carga con el fuego su revólver.
Salió y se cargó sin desayunar a dos oficiales
Cabalgó sin ver, ciego de apostar con cartas postales.
Ya partió ese tren pero en la estación lo esperaba un rubio
Lo llevó a dar unas vueltas al suburbio.
Si alguien habla de él,
Es como un mito que crece,
Traerá justicia bajo el ala del sombrero.
El sol se fue en el desierto
Cabalgando va sin su cuerpo.