El álbum propone un recorrido musical y estético en el que conviven la cumbia, el art-pop, la electrónica y la introspección.
Con diez canciones que cruzan géneros y emociones, el cuarto álbum de Jaime James propone un viaje musical y performático que redefine los límites del pop contemporáneo.
Louta acaba de lanzar Un instante, su cuarto disco de estudio, y el más conceptual y emocional de su carrera. Compuesto por diez canciones que funcionan como fotografías cargadas de sensibilidad, el álbum se presenta como una obra integral donde música, imagen, poesía y performance confluyen bajo una misma visión.
“Cada palabra, cada sonido de este disco: te los regalo”, escribió Jaime James en una carta a mano, publicada en redes sociales, como forma de anunciar la salida del álbum. Según él mismo, las canciones fueron construidas con “pedazos de cosas tomadas de este planeta”, y constituyen el diálogo más profundo que ha tenido con otra persona. Aunque sea unidireccional.
Desde su irrupción en 2016 con su primer álbum homónimo, Louta se ha caracterizado por una propuesta escénica y musical difícil de clasificar, en constante movimiento entre el pop, la electrónica, el arte performático y la experimentación. Un instante continúa esa búsqueda, pero con una nueva carga emocional. “Una melodía para siempre todo lo que sale de mi mente”, canta en “Mente”, una frase que parece condensar la intención del álbum entero.
El foco del disco está puesto en la canción “Nunca me fui”, una pieza de pop introspectiva y melódica, que condensa el espíritu del álbum: emocional, cuidado y profundamente humano. Pero hay más. El repertorio incluye géneros tan disímiles como la cumbia, la salsa, el pop electrónico, el art-pop y ritmos urbanos, atravesados por una lírica que va del plano más íntimo a una sensibilidad generacional.
La única colaboración del disco es con Bizarrap en “No sé quién sos”, un tema que los muestra alejados de sus fórmulas habituales y que tiene su correlato en un videoclip dirigido por el propio Louta. Allí, ambos aparecen convertidos en muñecos animados, en una narrativa visual cargada de simbolismo y juego.
Además, el disco presenta temas bailables como “Kusturica” y “Ballena”, que conviven con momentos más etéreos y contemplativos. La cohesión del proyecto está en su dirección artística total: desde el diseño sonoro hasta la estética visual, todo responde a una pulsión única y coherente. Un instante no es solo un álbum: es un manifiesto de sensibilidad y entrega, donde Louta se corre del centro escénico para mostrar su cara más vulnerable.