Entre la locura y el abismo, esta banda cordobesa no abandona sus malas costumbres y sale a dar pelea.
Integrada por Juan Manuel Lucero (voz), Pablo Corradini (batería), Pablo Giordano (teclado), Pablo Arias (Guitarras) y Federico Gonzáles (bajo); La Pata de la Tuerta sale a renguear por las veredas de la docta. Quizás se detenga en algún bar o simplemente te patee desde los parlantes de tu radio, pero siempre con la mirada puesta en el próximo paso.
En un callejón del ex mercado de Abasto (Córdoba), divisamos la pelada de Juan Manuel Lucero y fuimos a su encuentro. Entre el humo de un asador y el sol que parte la tierra, nos contó sobre los inicios de la banda y repasamos algunas historias.
Comenzaron en el año 2001 grabando un demo para luego salir a tocar y comenzar el 2002 con un disco excelente que demandó diez meses de laburo. “Esta bárbaro, porque pasamos mucho tiempo escuchándolo y mezclándolo. Lo hicimos con un amigo, así que lo escuchamos desde afuera mil veces, retocamos todo y todo suena como si se lo hubiera hecho con plata. Pero no fue hecho con plata así que tardamos mucho en hacerlo”.
Con 66 tracks que van desde diversos sonidos hasta los 12 temas que lo conforman, Malas Costumbres conjuga distintos ritmos con delirios varios en un hora de música bien lograda. Juan Manuel intentaba explicarnos cuales fueron las impresiones que causó el disco en la gente, mientras un perro nos mendigaba una caricia: “Lo raro es que en vivo somos muy intensos. Nos pasó que mucha gente que nos veía antes sintió que al disco le falta la energía del vivo y a los que no nos han escuchado les caga de gusto la idea y cuando nos ven en vivo se mueren”.
Pero tocar en Córdoba cuesta, no solo por la fuerte presencia de bandas de la capital y el creciente número de grupos locales, sino porque los sitios destinados al rock no son muchos. “Acá estamos peleándola”, dice Lucero y reconoce: “Todo es con el tiempo y la banda todavía es joven pese a que el sonido está bueno y ya hemos encontrado nuestra identidad musical en el tiempo que llevamos tocando. Una vez encontrado eso cuesta que te conozcan y que te den bola cuando no es tan fácil de meter la música que hacemos nosotros. Está más cerca de lo que fue Mano Negra, y uno dice que es rock pero no es nada encasillado. Se complica, pero no mucho más de lo que le cuesta a cualquier banda”.
Intentan contagiar “delirio y energía” en cada show, apoyados en dos estilos de temas y letras muy diferentes: “Uno cuyas letras son más simples y musicalmente intenso. Otro que es súper complejo y a la vez con letras bastantes deliradas. Hay de todo, imágenes muy alucinadas y con un cuelgue muy lindo en las letras y otros que son más directos y que se notan”, señala en cantante.
Tienen un Proyecto Tuerto que apunta a la mutua cooperación entre las bandas. Desde su sitio en Internet, www.lapatadelatuerta.com, intentan generar una “red solidaria Inter-bandas” que les permita llegar a todo el país: “Invitamos a todos los artistas del país a que colaboren con la banda y a su ves es una propuesta de intercambio, de colaborar con proyectos de otra gente. En eso estamos, tratando de a poco irnos metiendo y que se conozca la banda”. Este método que en Córdoba tiene como pioneros a los Armando Flores, está posibilitando que los grupos cordobeses lleguen al resto del país y abre las puertas para que no ingrese solamente el rock de Capital Federal.
Pensando ya en su segundo álbum, La Pata de la Tuerta apuesta a un sonido más crudo que refleje la fuerza de los show: “Lo vamos a grabar con esa idea del vivo, no hay forma de grabarlo “a lo que sale sale” porque somos muy hincha pelotas, pero si que conserve la energía. Ahora lo que estamos tratando es darle mucha difusión al disco, que se conozca, y ver que se nos den dos actuaciones que tenemos en Bolivia y en Méjico, si es que se dan”, nos comentó Juan Manuel.
Una banda donde la calma es poca y el vértigo demasiado abundante. “Me gusta que las cosas pasen rápido porque sino se desinflan cuando no hay plata”, nos dice la voz del grupo mientras se sube la mochila al hombro y se aleja del callejón.