El futuro se ve negro, pero vamos a terminar mejor de lo que empezamos, asegura Lucas Rozenmacher, sociólogo, investigador y docente, además de escritor y dramaturgo. Lucas participó de Rosca y en charla con los conductores analizó las modificaciones legales en el área de cultura que se están discutiendo por estos días en el Congreso. Es un panorama crítico, señala la precariedad del sector, remarca la necesidad de mejorar las condiciones laborales y de producción. Si bien reconoce la importancia histórica de las políticas públicas en la promoción cultural, no deja de pedir por la defensa colectiva de la cultura como un componente esencial de la sociedad.
Acá sintetizamos algunos pasajes de la entrevista.
La actualidad de la gestión cultural
Lo que pasa ahora es que se extremaron todas las situaciones más críticas, pero la gestión cultural y la producción artística en Argentina tiene una gran potencia, pero también tiene un gran nivel de precariedad. Las carreras de gestión cultural, por ejemplo, tienen como gran desafío generar herramientas para aquellos que producen arte y cultura que les permitan mejorar sus condiciones, tanto de producción como también de sus condiciones como trabajadoras y trabajadores. Así que, digamos, la situación no era maravillosa y con esto, con este esquema, lo que vemos es una situación mucho peor.
Qué se está atacando
La modificación del artículo 350, y que ahora pasó a ser el 323, además de la particularidad que ataca los derechos de los intérpretes y de autores, también ataca la posibilidad de garantizar algún grado de organización de aquellos colectivos que vienen organizándose y que han marcado una diferencia en lo que es la producción artística cultural en toda la región. Argentores, por ejemplo, es una organización que tiene más de 100 años. La importancia que tuvo a lo largo de todo este tiempo sobre los derechos de autor, para garantizarle el derecho a que un dramaturgo cobre por su trabajo, pero además también es toda la capacidad que tiene de producir a partir de lo que son las mutuales.
Tanto Argentores, como SAGAI o como AADI, tienen una importancia en todo el mundo productivo de lo que llaman la industria, que con la ley me parece que es uno de los lugares que más se ataca. Y además, lo ataca sin ninguna razonabilidad. Ese discurso de “no hay plata”… Si vos hacés una obra de teatro, viene el cobrador de Argentores, pasa por la sala, retira la plata, te la deposita en tu cuenta y vos la cobrás… Lo que están haciendo es que vos tengas que pelear sólo. Si alguien no respeta tu derecho de autor, el propio estado con la dirección de derecho autor, sea el que tenga que ir a gestionar y litigar para que te respeten tu derecho autor. O sea, sería agregarle más burocracia. El discurso se desarma solo porque no hay razonabilidad ahí.
Por qué se ataca la cultura
Milei fue muy claro al decir que lo que se defendían no eran derechos sino privilegios. Es entender a los derechos de un trabajador o una trabajadora como un privilegio. Tienen una concepción distinta de la relación entre lo que es derecho y privilegio, de quiénes tienen que tener derechos y quiénes sólo cuando los tienen, son privilegios. De hecho, llegó haciendo campaña que iba a erradicar el artículo 14 bis, que es la condensación de todos los derechos y de las luchas de las organizaciones obreras, casi desde la fundación de la Argentina hasta acá.
La batalla cultural
En esa mirada en la que no creen que podamos tener derechos, también ven a la cultura como un puro entretenimiento transaccionable, como “algo más”. Piensan que el mundo es una plataforma de streaming. Y además, ellos sí entendieron la idea de batalla cultural. Son los únicos que anunciaron que estaban haciendo una batalla cultural. En campaña, tanto Villarruel como Milei, plantearon la batalla cultural y entienden que un modo de desarmar esto que nosotros vemos como derechos y ellos plantean que son privilegios y quieren arrebatarlos, es salir a disputar cuestiones construcción político-culturales.
¿Crees que esta coyuntura también ayuda a que se organice la cultura? Porque antes parecía más sectorial, cada uno tenía su organización y militaba ahí.
Me parece que lo que logró Milei con esto fue ensamblar una red, que estaba medio invisible, de un montón de espacios que parecían separados. Lo que se ve es pura potencia. Me parece que vamos a terminar mejor de lo que empezamos, aunque el futuro se ve negro, se ve difícil.