Victoria Mil, un grupo histórico del Indie, saca su obra más luminosa para luchar contra el bajón y ahora reivindica un estilo de vida más alocado… La nota de Karina Noriega, para el Sí de Clarín.
«No vivo del rock, el rock vive de mí»: la declaración que hace Victoria Mil en un tema de su nuevo disco («Estoy bien bien bien»), podría ser una postal catártica de los adroguenses: «Prefiero estar en mi casa tirado, fumando un faso, que yendo a una oficina, igual». ¿Es que se sienten estafados por el rock? Miguel Castro (voz, teclados) y Julián Della Paolera (voz, guitarra) desdramatizan y aclaran: «No hablamos del rock para afuera, ni de emisoras radiales. Hablamos de nosotros, que tenemos que vender discos de nuestra discoteca para poder vivir de la música y tuvimos que empezar todo de cero cuando nos chorearon buena parte de los equipos. Este y el anterior fueron años durísimos…».
—¿Es una ironía lo de «estoy bien bien bien… equivocado»?
Julián: Somos irónicos pero sabemos que todo va a cambiar. No es que somos conformistas, estamos hartos también.
Si los viste de blanco y rojo jugando al golf sobre un césped sintético en el clip del tema Bien equivocado, cualquier semejanza con el artificio es pura coincidencia. «Prefiero mi mentira a tu verdad», deslizan en el track 6, convencidos de que «la locura es algo que hay que reivindicar».
—En un tema reprueban la moda por los antidepresivos y dicen «cambiaste depresión por regresión»…
Julián: Sí, prefiero a un loco que a un boludo deprimido. La locura está bien y la gente le tiene miedo, ése es el error. Los «dueños de la verdad» son como esos mormones que te tocan el timbre y te dicen lo que tenés que hacer. Luchamos contra imposiciones casi imposibles de erradicar.
—¿No es un poco utópico?
Julián: No, es una lucha.
Miguel: La gente no se anima a un montón de cosas. Entonces prefiero mi mentira a tu verdad, no tengo por qué responder a todo lo que plantea la sociedad.