El Pelado nunca pasa desapercibido. La cumbia, la rebeldía, Maradona, un conflicto legal en puerta. Cordera habla lo que siente, aunque levante polémica.
Es probable que Cordera sea el segundo Gustavo más importante del rock argentino, o al menos del rock argentino contemporáneo (Chizzo es Chizzo, no cuenta como ‘Gustavo’).
Es probable que —como él mismo afirma en esta entrevista— la Bersuit Vergarabat, la banda que fundó, sea simplemente él en su máxima expresión. Y que el alejamiento de la misma de grandes predios (grandes como un estadio de River Plate que alberga 50.000 ó 60.000 personas durante un concierto y no como un Luna Park de 11.000 que esperan llenar el próximo fin de semana), tenga que ver con que ‘La Bersuit’ no existe sin su presencia. Aun cuando sea él mismo, quien explique y remarque que el éxito estaba en las cualidades que tenían todos como grupo.
Es probable que por dicha razón, los otros proyectos ligados a la marca (De Bueyes y ‘Fisura expuesta’, debut del tecladista y cantante Juan Subirá) no hayan tenido el mismo éxito que Gustavo solista. Y no, este hecho no tiene que ver con la búsqueda de la magia de lo independiente, sino con la poca respuesta del público. Sólo así podría explicarse la rápida reunión, cuando en su momento algunos medios llegaron a hablar de una separación de por lo menos, tres años.
Es probable que la versión 2.0 de Bersuit Vergarabat (sin él) no haya sido capaz de componer en los últimos cinco años un solo hit del calibre de “Yo tomo”, “La bolsa”, “Murguita del sur” o incluso de “La bomba loca” (quizás el mayor palazo radial que dio Cordera, ahora acompañado por su nuevo ensamble ‘La Caravana Mágica’). No, no una canción que suene en radios. Sino un hit como “La argentinidad al palo” por ejemplo, que meses antes de la creación del videoclip que lo promocionaría en los canales especializados en música, ya reunía esas características que tienen muchas canciones que prometen ser clásicos: estribilllos pegajosos, reconocimiento inmediato, afloración de sentimientos ¿Qué argentino sería capaz de evitar el llamado de la naturaleza? ¿Y más aún, cuando este se hace a través de una composición que habla de los más maravilloso y lo más decadente de su propia existencia?
Es probable que cuando “Sr. Cobranza” (originalmente de autoría de la agrupación socialista Las Manos de Filippi) llegó a las radios y fue censurada en las mismas, haya nacido una máquina imparable del rock, de la transgresión y del sabor que hasta el día de hoy no para. ‘Libertinaje’ (el disco que la contenía) no era el primero del grupo, pero si el primero en retumbar en muchos rincones de Latinoamérica.
Es probable que en una nueva era de la cumbia y de las andanzas de esta a nivel mundial, muchos argentinos estén explorando lo que está sucediendo actualmente con todas sus vertientes y con sus fusiones con el rock. Pero la realidad es que Gustavo Cordera hay uno solo y es improbable que llegue un homónimo a pelearle la batalla, aun cuando el retador sea una versión 2.0 de él mismo.
Viajaste como invitado de Doctor Krápula para la última edición del festival Rock Al Parque, tras participar en una de las canciones de su nuevo disco ‘Amazonas’… ¿Cómo llegan ellos a vos? ¿Cómo fue la gestión para encontrarte?
Tocamos juntos en el 2004 cuando vinimos con Bersuit, ellos estuvieron de teloneros y siguió uniéndonos una admiración musical mutua. Y cuando salió este proyecto ellos me buscaron, me encontraron por medio de mi jefe de prensa, me ofrecieron cantar una canción y… les dije que sí.
¿Por qué es importante para vos hacer una cumbia-rock con Krápula?
Porque me encanta la cumbia colombiana y me encanta la cumbia hecha por una banda de rock. Eso me parece que es lo más revolucionario y significativo, porque cuando el mestizaje cultural empieza a fusionar nacen cosas nuevas muy interesantes.
Precisamente en Argentina las más visionarias a la hora de hacer cumbia son las bandas de rock. Incluso Pablito Lescano de Damas Gratis, hace cumbia de la denominada ‘villera’ pero ha sido más experimental produciendo “Padre nuestro” al lado de Los Fabulosos Cadillacs por ejemplo…
Sí, Bersuit fue una banda que inició la cumbia en el rock argentino. Somos un poco los que iniciamos ese camino, y yo con La Caravana Mágica decidí profundizarlo y juntarlo con la milonga, con el tango, con el huayno. Con canciones como “No es que sea viejo” (a dúo con Palito Ortega), “La bomba loca”, “Asalto de cumbia” y funciona todo de forma orgánica, funciona muy bien. Es como que son familiares, son amigas la milonga y la cumbia, el tango y la cumbia, el huayno y la cumbia. La cumbia es un generoso, tan amoroso y tan abarcativo; que cualquier género que abarque comienza a tener mucha vida y eso es lo que lo hace interesante.
En este momento la cumbia se está expandiendo mucho en el mundo y este no es solo un gran momento para la cumbia colombiana, sino también para la argentina, la mexicana, la peruana y sus derivaciones ¿Cómo ves a Colombia como país generador y consumidor de cumbia de preparado para entender estas evoluciones que ha tenido el ritmo a nivel mundial?
Siempre va a haber resistencia, siempre alguien va a decir “cumbia es esto o cumbia es lo otro”, siempre pasa con los géneros musicales que las personas se aferran nostálgicamente a algo y no lo dejan crecer, no lo dejan evolucionar. Pero la evolución es inevitable porque la música es juego. Y uno comienza a jugar con la música puede lograr que una melodía de candombe tenga tamboras de pop, o un tipo cantando raggamuffin y suene bien. Yo me permito esas cosas, no tengo esos prejuicios y al contrario, busco experimentar para llegar a esos lugares. No quiero decir con eso ni que esté bueno, ni que sea mejor que nada; solamente para mí el hecho de experimentarlo me hace sentir bien.
Criado cerca de un río contaminado, en un humilde barrio de Avellaneda… ¿Cómo llegaste a la cumbia colombiana?
Yo soy fan de Los Wawancó y del Cuarteto Imperial, para empezar. Ya después empecé a indagar en Lescano, en La Liga… Recuerdo un proyecto muy interesante pero que fue banalizado y que es una lástima que no se haya desarrollado musicalmente, que fue el grupo Chocolate (los de “Mayonesa”) de Uruguay, que juntaba la cumbia con las bases de murga. Pero lo que pasa es que se popularizó tanto que desapareció como todas las cosas que crecen rápido, yo hubiera profundizado en eso. A mí me gusta la aventura y la osadía, pero toda cosa que crece si después no profundiza, termina siendo algo muy débil.
¿Pero eso no tiene que ver con las reglas de los canales comerciales que te cortan ciertas libertades?
Y… Lo importante es qué hacés vos con esas reglas, para eso sos artista y tenés que ser responsable de tu vida. Si yo le echo la culpa a los medios de lo que yo no puedo hacer, entonces no soy rockero.
¿Qué te han permitido hacer a vos estos canales comerciales y qué te han cortado?
A mí lo que me permite es rebelarme, ir un poco más allá de los límites de lo que es el éxito y no éxito. Me provoca mi espíritu rockero, mi espíritu guerrero.
¿Estando en tu mejor momento con Bersuit Vergarabat, sentiste que el hacer parte de algo tan grande te cortaba tus propias libertades y que un trabajo solista iba a devolvértelas?
Ése era el conflicto que había dentro de la banda, si seguir siendo lo que éramos o transformarnos; y yo era de los que votaba por lo segundo, así perdiéramos todo el público. Yo quería poner toda nuestra historia sobre la mesa y hacer cosas nuevas.
En tu último disco con la Bersuit del 2007 se nota mucho eso, que hay también como un poco de confusión y de falta de definición producto de ese momento de crisis… Pero del otro lado de la moneda, tú actual proyecto ‘La Caravana Mágica’ más que una banda es una marca ¿Qué pasará ahora entonces?
Ahora vamos a sacar un disco que se llama ‘Cordera vivo’ y creo que es muy pertinente porque el año pasado casi que la banda desaparece. No por problemas internos esta vez, sino porque no venía mucha gente a vernos. Pero algo ocurrió en diciembre del año pasado cuando yo acepté volver a tomar las canciones que hice con mis propias guitarras desde el 82 hasta ahora y acepté volverles a dar vida. Eso hizo que el público también pudiera integrar juntas a Bersuit y a La Caravana.
A vos también te costó un poco eso. Al principio como que te negabas a tocar temas que no fuesen de La Caravana Mágica argumentando que hacer temas de Bersuit era una falta de respeto hacia tus nuevos músicos. Después diste el brazo a torcer y permitiste un porcentaje de cada cosa ¿No?
Eso pasó hace muy poco y pasó cuando yo sentí que la gente que venía a vernos, respetaba lo que estábamos haciendo. Cuando ya no me pidieron más temas de Bersuit, ni me gritaron más cánticos con canciones de Bersuit en los conciertos; empecé a hacer todas esas canciones que forman parte de mi corazón y que salieron del mismo puño y letra que canciones actuales como “Soy mi soberano”.
¿Te molesta que te sigan preguntando por Bersuit?
No… ¿Por qué me va a molestar? Si soy fundador de Bersuit. Yo soy Bersuit Vergarabat.
Eso como que se notó un poco cuando salieron los proyectos alternos de tus compañeros, infortunadamente parece que a ellos su camino no les funcionó…
Independientemente de eso, siento que hay una mirada más amplia, porque Bersuit era un combustible de todo eso. Que cada uno hiciera su proyecto era una necesidad de experimentarse y eso es saludable, sin importar la aceptación social que tenga; pero la impronta popular, la impronta masiva responde a mí. Yo nunca lo dije en su momento porque me parecía muy petulante de mi parte, pero yo en este momento de mi vida tengo que afirmarme y reconocerme y no tener una falsa humildad. Pero yo abandono toda esa veta popular cuando hago este proyecto, la gente se pone de culo, yo me autoexilio y hay una fricción entre el público y yo.
¿Qué sentís de que Bersuit haya hecho un disco sin vos? ¿Te pareció mal o normal que no te llamaran?
Ni mal ni bien, son sólo formas de pararse frente al dolor y yo respeto que ellos no me quieran ver o no me quieran en la banda. Debe haber sido doloroso para ellos como también lo fue para mí. Siempre buscamos culpables para condenarnos y eso lleva a que nadie diga la verdad y se haga responsable de sus actos.
¿Qué pasa con la cuestión política, con la participación de Bersuit en un programa de televisión oficialista y tu postura crítica con el gobierno argentino por ejemplo?
Yo tengo claro que esté donde esté, así sea con la presidenta de la Nación yo siempre voy a ser un libre pensador y eso significa que pueda llegar a incomodar.
Por tu parte, participaste en la banda sonora de ‘De zurda’. El programa de televisión conducido por el periodista oficialista Victor Hugo Morales y por Diego Maradona…
Sí, invitado por (Gustavo) Santaolalla, siempre teniendo en cuenta que lo estaba haciendo para un programa de Diego Maradona. Si me llamaba el gobierno les iba a decir que no. Por una cuestión pura y exclusivamente ética, no puedo acceder a nada que tenga que ver directamente con ningún gobierno.
¿Admirás a Diego?
Muchísimo.
¿Cómo jugador o como persona?
Como todo, me encanta esa cosa sin filtro que tiene. Es un personaje transparente emotivo y emocional.
¿Lo conocés?
Sí, he compartido con él muchas cosas. Charlas, intercambios, de que él haya venido a cantar con Bersuit.
Hablemos un poco del disco en vivo que se viene…
Grabamos tres días y mi idea era integrar un poco las nuevas versiones que hice de clásicos de Bersuit, pero una mano siniestra hizo fuerza en Universal para que ellos no me permitieran hacerlo. Pero esas canciones de alguna u otra manera tendrán que llegar a la gente porque no voy a permitir que un manager inescrupuloso le impida al mundo conocer las nuevas versiones de las canciones que yo hice.
¿Tu mayor sueño en este momento, qué sería lo mejor que podría pasarte en Colombia para sentirte realizado?
Que esto explote en el mundo. Toda la música, todo el arte transparente y sincero tiene que expandirse en la tierra para que personas sensibles que no quieren odios ni guerras puedan expresarlo a través de la música. Que La Caravana sea y que ahora más que nunca que la dejen ser. Porque hay gente como los antiguos managers, que por razones estrictamente humanas, económicas, políticas; quiere impedir que podamos ser.