El ciclo de renovación parece invariable: todos los años —a pesar de las reiteradas predicciones de cadencia— surgen nuevos grupos dentro del panorama del pop nacional. Aunque los momentos actuales no presentan panoramas demasiados promisorios para quienes intentan abordar al público local, dos grupos perfectamente definidos parecen predispuestos a sortear esas difíciles instancias. Para lograrle cuentan ambos con una premisa esencial en estos casos: no hay apuro por grabar, no existe desesperación por salir a la escena.
Ambos representarán, seguramente, la fracción de músicos nacionales que miró desde abajo, desde el sector del público, el proceso de surgimiento y caída de los grupos prominentes que hubo. De ellos habrán extraído los aciertos y limado los errores. Pero además, según surge de sus declaraciones de principios, están decididos a luchar por el surgimiento de una verdadera música de rock argentina. Son dos conjuntos do diferente extracción. Uno de ellos, Contraluz, proviene de la zona norte de Buenos Aires, con todas las implicancias económicas y de status que de esto se desprende. El otro, Homus, surge desde el sur: de Lomas de Zamora, casi desde el mismo medio en donde, algunos años atrás, nacía uno de los grandes: Vox Dei. Seguir la trayectoria de estos dos grupos puede ser una investigación interesante. Probablemente ellos serán los que en poco tiempo más concreten la nueva etapa de la música argentina.
Contraluz
Reunidos desde hacia cuatro años bajo el nombre «Lemon» el guitarrista Carlos Barrio, 17 años, Néstor Barrio con la batería, 19 años, y Alfredo Prochnik, el más joven del grupo —16 años—bajista, actuaban en la zona en la que viven, Martínez, cantando exclusivamente en inglés. Reuniéndose con un nuevo integrante: Alejandro Barzi, 19 años, flautista y voz, deciden cambiarle el nombre al conjunto; eligen el de Contraluz y explican a continuación que no debe buscarse ninguna connotación especial detrás del nombre, la elección está basada únicamente en que les gustó la palabra.
Reconocen un antecedente que todavía los influencia: Jetro Tull; en uno de sus viajes a Europa los vieron actuando en Alemania y a su vuelta a la Argentina trajeron discos que aquí eran prácticamente desconocidos.
Tocando sus temas una y otra vez, oyéndolos durante horas, descubriéndole día a día nuevos matices más sutiles se integraron a él de tal manera que casi sin darse cuenta perdieron personalidad para convertirse en una copia.
Ahora a la búsqueda de un estilo que verdaderamente les pertenezca se proponen hacer evolucionar la música argentina; es un propósito ambicioso, muchas veces intentado, la mayoría de las veces sin éxito.
Pelo: ¿Qué piensan de la generación musical anterior Almendra, Los Gatos, etc.?
Néstor: Ellos empezaron el camino en la música nacional.
Pelo: ¿A qué creen que se deben estas últimas separaciones de conjuntos como Almendra, Manal y grupos extranjeros?
Carlos: En el caso especifico de Almendra creo que se debió a que se fueron al sonido extranjero, a que retornaron al principio de la música: a los «blues». En otros casos puede deberse a que unos hayan evolucionado más o en otro sentido que el resto de sus compañeros.
Su representante, Diego Yanz, un estudiante de derecho que actualmente hace el servicio militar los vigila para que no desvirtúen su imagen, para que no digan nada «peligroso». Se acaloran, discuten entre ellos y finalmente se ponen de acuerdo en su ideología: «En el mundo tal como es hay cosas que no están bien, y que desgraciadamente predominan sobre las buenas; pero no hay que usar la violencia, el único camino posible es el de Gandhi, luchar pacíficamente por la paz».
«Una de las cosas buenas de esta sociedad es la familia, el gran error es ambicionar más de lo que se puede tener. Todo se debe a una falsa escala de valores. Tomando conciencia de esa realidad se puede empezar a construir un mundo nuevo a partir de experiencias anteriores. La única manera de lograrlo es educando y educándose para encontrar la verdad».
Trabajan con instrumentos comprados por sus padres, algunos de ellos adquiridos en Europa, y con equipos Marshall que muy pocos conjuntos argentinos tienen. Su música es de una gran calidad, aunque su similitud con Jethro Tull sea muy grande; el bajo sobre todo alcanza niveles increíbles. Pero se nota una casi total ausencia de letras con contenido. Ellos lo reconocen y explican que hasta este momento no le daban importancia pero que piensan remediar esa carencia. Carlos y Alfredo estudian secundario, Alejandro ingeniería, Néstor, publicidad en la Universidad del Salvador. Reconocen que no tienen tiempo para estudiar música: el karate, que todos practican, el colegio y el conjunto les lleva todo el día.
Les interesa la posibilidad de grabar: «Es un medio indispensable para ser conocidos», aunque después digan que la popularidad masiva no les importa. Están preparando una obra musical que posiblemente incluya teatro («para que la comunicación con el público sea más grandél» de la que ya tienen hechos quince minutos. Esperan tenerla terminada para fin de año.
Homus
Marcelo Ricardo (24 años, guitarrista) y César Potik (26 años, se autotitula ideólogo del conjunto) se conocen desde la infancia. Hace casi nueve años, cuando la música de Los Beatles recién llegaba a la Argentina se reunieron para formar un conjunto; la experiencia no tuvo éxito hasta hace un año y medio en que con Mario Alberto Toriani (24 años, a cargo de la percusión), Alfredo Salomone (23 años, organista) y Reinaldo Verganti (23 años, (bajista) fundaron el conjunto HOMUS.
Al principio se limitaron a trabajar por los alrededores de Lomas de Zamora en donde viven. Después, como ganadores del «ler. Concurso Nacional de la Música Joven BeatPop», empezaron los recitales.
Compositores y autores de sus músicas y sus letras, dicen no imitar a ningún grupo nacional o extranjero.
Transitan un estilo propio de rock pesado, alternándolo con una música de gran transparencia, de mucha dulzura.
Sus letras cantan a la rebeldía del hombre para encontrar la verdad, son ingenuas pero gratificantes.
El nombre surgió por votación popular entre una barra de amigos y de alguna manera revela la ideología del conjunto. Lo que llama más la atención es la afiatación de las voces; todos cantan, menos el organista.
Su símbolo es una mano con los dedos extendidos y el pulgar cerrado, con él quieren significar que no son dos (Signo de la paz) ni son tres (guerra), en todo caso son cuatro: Homus.
En los «Postulados básicos para la realización de una música con contenido» explican:
«El artista debe asumir una actitud de compromiso con su época, debe ser testigo de su tiempo y para ello debe tener una visión calar y permanente de la realidad. Buscar mundos irreales, inexistentes es huir del compromiso, es huir de la época, es huir de la sociedad; y si decimos que el hombre es gregario, es social, es huir del hombre mismo».
Esto los coloca en una posición muy delinida con respecto al mundo que los rodea y los compromete a asumir sus ideas hasta las últimas consecuencias.
Pelo: ¿Qué piensen de la generación musical anterior?
César Potik: Que fue una etapa; no hay que pensar en lo que se hizo sino en lo que §e va a hacer hoy. La música es una evolución del ser hujmano.
Pelo: ¿Por ,qué se presentaron al concurso?
César Potik: Los concursos son una lotería, nosotros compramos un billete.
No quieren parecerse a ningún conjunto, creen en la importancia del mensaje y en extender su idea sobre lo que hacen; dándole a la música un sentido nacional.
Cuentan que compraron los instrumentos y los precarios equipos que utilizan con gran esfuerzo, uno de ellos tuvo que vender el auto. No pueden vivir de la música, por eso se ven en la necesidad de trabajar en cosas que no tienen nada que ver con ella: Como proyectos inmediatos barajan la posibilidad de realizar giras por el interior sin dejar de lado los recitales. Aunque les han ofrecido la producción de un disco no les interesa específicamente grabar; esperan ser lo suficientemente conocidos como para que el público quiera la grabación.
Para ellos: «un grupo no puede existir sin coherencia, la coherencia no puede existir sin organización, la organización no existe sin disciplina y la disciplina no existe sin una dirección unánime, espontáneamente acatad a». Debido a ésto quizás se nota en su música una gran unidad, un matiz bastante extraño en estos días.