La crítica del último disco de la cantante, según Fernando López, para La Nación.
Seis años estuvo sin grabar Patricia Sosa y esta pausa fue necesaria -ella misma lo escribe- para pasar por otras ramas del arte y para renovar y decantar su entorno. Vuelve ahora con este puñado de canciones, casi todas propias, casi todas en primera persona, que grabó en los Estados Unidos con la cuidada producción de Oscar Mediavilla y el aporte de un excelente grupo instrumental.
Como siempre, la cantante se muestra muy consciente de sus dotes vocales y de esa conciencia parece derivar el principal obstáculo que enfrenta a la hora de interpretar: una suerte de histrionismo que aplica sin demasiado rigor, que la distancia del contenido de los temas, daña su comunicatividad y la conduce invariablemente a la afectación. No obstante, basta pasar por alto esos ripios para advertir, otra vez, cuánto provecho podría sacar Patricia Sosa de su garganta si se olvidara un poco del «estilo» y apostara por la naturalidad.