El segundo disco de Open 24. La crítica de César Pradines, para La Nación.
Con una vastedad de influencias que abarcan épocas y géneros, la música de Open 24 parece en su segundo disco desviarse hacia el camino del rock-rap, tras un pasado de pureza soul. Un puñado de temas en los que los hermanos Lucas y Ezequiel Cutaia (el disco está grabado por ellos, aunque en vivo actúan con el baterista Rodrigo Gómez) exploran sobre una profusa cortina de riffs, la lírica. Como si de pronto la cuestión de la letra y el idioma se hubiese vuelto central, Open 24 desarmó la banda anterior y comenzó con una nueva forma musical. Más vinculado con sus fuentes generaciones, este grupo muestra una mayor convicción con este trabajo y los alcances de una saludable apertura de la que salen fortalecidos en lo artístico.