En su nuevo álbum, Melero renueva sus credenciales como hábil compositor de canciones y explorador de mundos sonoros poco visitados, acompañado nuevamente en la dirección artística por Diego Tuñón. «Supernatural» abre y cierra con la banda en estado de space rock, con guitarras distorsionadas y capas de teclados que nos llevan a los 90. En el medio, hay una media hora con instrumentales misteriosos y cinematográficos junto a canciones clásicas melerianas. Protohits como la reflexiva «Por el río» están destinados a ser contraseña de una comunidad que no se refleja en los rankings. Conmueve escuchar a Melero cantar «Ya no seré y seré parte de este río», para luego dejar que su banda -la misma que lo acompaña desde «Por» (2009)- suba la intensidad de la canción hasta un final aplastante. «Pequeño Aleph», con su atmósfera espacial y un andar en cámara lenta junto a una narración más literaria que de canción, es el gran track del álbum. Allí el personaje encuentra un caleidoscopio roto y lo trata con cuidado y respeto, tal como Melero sigue tratando a su obra.