Illya Kuryaki & the Valderramas Auditorio Puerto Madero, Ciclo Movistar Free Music
En el escenario, Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur son dos partes de lo mismo. El poderoso caudal de fuerza funk que despiden cuando se juntan es producto de una noción compartida del ritmo y de la estética del sonido, pero también de un conocimiento de la cultura rock que los atraviesa. En los 90, cuando escribieron la historia de Illya Kuryaki & the Valderramas («Chaco» vendió 250 mil copias), inventaron una nueva acentuación para el rock nacional y construyeron un territorio imaginario al estilo del Wu-tang Clan. Un cadáver exquisito compuesto de humor adolescente, referencias culturales y creatividad publicitaria. Lo hicieron desde la conjunción, como dos opuestos-complementarios, separados al nacer, yin y yang, Culero Connor y Groova Chaco, la leyenda del Tigre y el Dragón. Pero ahora, en su primer show juntos en diez años, durante una noche primaveral de luna llena, resultan más claras las similitudes que los contrastes entre ellos. Aunque Dante (34 años) esté vestido como una mezcla de murguero y pimp ítalo-argentino, y Emma (36), de cresta mohawk, podría pasar por integrante de Funkadelic, juntos representan algo mucho más grande: el desparpajo y el arrojo al momento de crear que fue el mayor aporte cultural de su generación. En vivo, uno es la sombra del otro, desde el comienzo, con “Chaco” a dos mics, al dúo de guitarras en “Apocalipsis Wow!”, segundo tema de un set con un balance perfecto entre clásicos como “Jaguar House” o “Expedición al Klama Hama”, y canciones de culto de su repertorio, como el folk-rock “Virgen de riña”, en el que Emma toca la acústica y canta: “Un rebaño te arrastró a Jerusalén/ Cargabas una cruz, la más pesada/ ¿Tratando de ganarle a quién?”. Y después hace un silencio. Y es totalmente significativo. ¿Por qué hay lugar en el 2011 para los Illya Kuryaki? Porque el mundo está más preparado para verlos. El regreso oficial de IKV –en el Auditorio de Puerto Madero, frente a 10 mil personas–, le dio al dúo una dimensión que en los 90 no tenía: volvieron convertidos en un grupo masivo. Antes de “Trewa” improvisan un meddley con “Fabrico cuero”, “Es tuya Juan” y “No Way José”. Y sobre el final de “Virgen…”, Dante se extiende en un solo con su PRS custom. IKV entiende la zapada como parte de la experiencia del vivo, y vuelven a improvisar en los bises, con el gangsta rap “Das 2”, después de cerrar un primer bloque con “Jennifer del Estero” y “Coolo”, los más festejados por el público. En la segunda parte tocan “Ruégame”, una bella pieza melódica de alta sensibilidad, y cierran con la demoledora batería de clásicos de Chaco: “Abismo”, “Remisero” y “Abarajame”. Se le puede pedir otros temas a ese setlist, pero así resultó inobjetable.