La banda de NWOBHM volvió a la Argentina después de seis años, y dio un show con todos los condimentos para ser recordado.
“Este lugar no es muy grande, ¡pero ustedes sí que son un público inmenso!”, dice Biff Byford unos minutos después de que comience su recital en la Argentina. Y tiene razón: El Teatrito está agotado y no cabe ni un alfiler. Aunque esta gira se haya promocionado como un repaso por sus grandes éxitos, Saxon empieza con “Thunderbolt”, del disco del mismo nombre (2018). Y es una elección acertada, porque plantea algo de movida: nada está más lejos de que se conviertan en un acto de nostalgia.
Con 22 álbumes, para los ingleses no es fácil armar una lista de todas las etapas. “Sacrifice”, de 2013, sigue antes de que se internen del todo en algunos de los himnos de la NWOBHM. “Wheels of Steel”, “Strong Arm of the Law” y “Denim and Leather” hacen que -en el contexto de El Teatrito- parezca que estamos en un pub europeo a mediado de los ‘80s… sólo que con una bandera argentina colgada en el escenario, y con el propio Byford grabando al público para Facebook.
El cantante se muestra incómodo unos temas más tarde, y les hace señas a los plomos para que el ventilador (pegado al baterista Nigel Glockler) deje de darle en la espalda. Aún frustrado, corre hasta el costado del violero Paul Quinn y apunta también ese ventilador en la dirección contraria. Se ve que esta noche, Byford no quiere nada de viento.
En esa seguidilla de temas (que incluye “They Played Rock and Roll”, en homenaje a Motörhead; y “Power and the Glory”), el vocalista continúa molesto. Ahora es por inconvenientes con los monitores, y canta casi en piloto automático. Es incontable la cantidad de veces que cambia de micrófonos, algo imperceptible para la mayoría, que se agolpa intentando ver algo pese a la baja altura del escenario. Eso también recuerda a un pub inglés.
“¿Cuál tocamos ahora? -desafía Byford-. Podemos hacer ‘Broken Heroes’, ‘The Eagle Has Landed’, ‘Ride Like the Wind’, ‘Solid Ball of Rock’ o ‘Motorcycle Man’”. Aparte de probar el terreno, con esto le recuerda al público que Saxon tiene himnos para tirar para arriba. ¡Como si hiciera falta!
Para “Dallas 1PM”, Biff ya está suelto y se olvida de sus inconvenientes. Y es antes de “Crusader”, el último tema previo a los bises, que avisa que van a cambiar el redoblante. La modificación es notoria, y le devuelve a la canción el espíritu ochentoso del disco.
Al final, con “Heavy Metal Thunder” y “Princess of the Night”, Byford vuelve a decir que la próxima vez espera “tocar en un lugar más grande”. Pero nunca estuvimos más cerca de un pub inglés que esta noche. Y un show íntimo de Saxon, con semejante sonido y presente del grupo, es una experiencia que difícilmente se olvida.
Fotos: Martín Darksoul/Icarus Music.