Ante aproximadamente 300 personas, Sin Semilla volvió al ruedo con polémico nuevo cantante…
En el 2004, Sin Semilla había logrado posicionarse en el escalón preciso para dar el gran salto. Una banda que por esos días compartía escenarios con quienes hoy ocupan las primeras planas del reggae nacional. Su estilo era simplemente música rasta, sin olvidar a los creadores del género, trasmitiendo su mensaje desde la sencillez y la simpleza del «igual a igual». Gran parte de su encanto descansaba en la figura de Fabián, un cantante sin demasiado glamour… ideal para este género. Una big band de música jamaiquina que realmente hacía bailar a todos.
Luego de la inesperada muerte de su cantante pasaron casi diez meses hasta que la banda volvió a subirse a un escenario. Córdoba recordaba el último show que dieron a finales del año pasado, en el mismo lugar que hoy los volvía a poner en escena. Claro, esta vez, con otra voz.
El show comenzó cuando promediaban las 3:00 del sábado y el guitarrista del grupo se encargó de decir las primeras palabras. Recordó a la figura de Fabián y comentó cómo fue el ingreso del nuevo vocalista, como previniendo las posibles reacciones del público. «Nos encontramos con este personaje que además es muy buen cantante», dijo el músico y acto seguido la banda comenzó
a tocar. Sobre el final del primer tema hizo su aparición «El negro de Mambrú», de él se trataba.
¿Cuál sería su reacción, amigo rasta, si acude a un concierto de su banda favorita y se topa con tamaña sorpresa? Bueno, lo cierto es que en esta oportunidad no todos eran los «tradicionales» cultores del reggae y, de los que sí lo eran, algunos hicieron notar su descontento.
Poco se había hablado de esta incorporación, a punto tal que los encargados de la prensa del evento recién supieron del cambio un día antes del show. Los avisados esperaron a ver para creer porque todo parecía más un rumor de revistas que una posibilidad.
Inteligentemente, el repertorio se basó en los temas más queridos y conocidos por el público de la banda, que realmente tiene músicos excelentes para generar los climas deseados. Pero la nueva incorporación del grupo cometió un error muy común en todos aquellos que tienen la difícil tarea de reemplazar a un cantante: lo imitó en los pasos, en los gestos, en algunos arreglos. Si bien su voz podría ser peor, y bastante bien se defendió sobre las tablas, algo hacia ruido en el lugar.
Desde el fondo se escucharon algunos gritos de «Mambrú» provenientes de los desilusionados que, en algunos casos, acto seguido procedieron a retirarse del lugar. La pregunta que se abre en este momento es ¿será más fuerte su pasado mediático o su presente jamaiquino? El rock, ¿tolera estas intromisiones del pop más comercial?
En líneas generales la propuesta fue aceptada por la mayoría de los presentes, que bailaron y cantaron los temas. Será cuestión de esperar a que el tiempo pase y las opiniones comiencen a ser escuchadas. Claro, no es lo mismo que antes. Pero ¿cuándo lo fue?