Con la participación estelar de Arbol y Los Titpitos se realizó la primera edición del Piedra Rock. Poca gente y muchas bandas en un festival fantasma que no te tenías que perder.
Piedra del Águila está situada a tres horas de viaje desde Neuquén. Es un lugar pequeño que como tal tiene gente muy humilde y poco acostumbrada a eventos de magnitud. El viento y la lluvia no acompañaron.
La primera fecha fue más olvidable que la última por la poca concurrencia: nos la tuvo que contar la gente de la organización porque no fuimos. Cerró Miguel Cantilo, un histórico del rock nacional, pero con poca convocatoria en la actualidad.
Para la segunda fecha hubo un cambio de lugar, del estadio abierto de la ciudad se trasladó todo a un gimnasio cerrado. Muy buena decisión.
Al enterarnos de la poca gente que había en el lugar no nos sorprendimos. Tal vez era algo previsible por las condiciones climáticas. Al contrario, la expectativa crecía porque veríamos otro recital de Arbol, ante poca gente como creo que nunca más íbamos a disfrutar. El desafío de tener que explotar al máximo el lugar y conseguir una fervorosa respuesta del público era un aliciente más para la mejor banda en vivo del rock argento.
En la prueba de sonido los de Haedo dibujaron algo de su próximo disco «Guau!» al interpretar «Trenes», que sin dudas va a ser coreada por miles en poco tiempo.
Sobre las 23 empezó la banda neuquina Cajú, que sonó muy bien. Se destaca un cambio de sonido importante desde la última vez que los vimos en el verano, un rock un poco más melódico que les sienta bien con su nueva formación. Se me quedó pegado el coro de «Luces asesinas», cosa que me puso muy contento porque es signo de buenos estribillos; algo fundamental para hacerse conocer.
Después subió Galaga, que hizo covers nacionales y sonó muy mal. Me prometí no escribir sobre ellos más de dos líneas.
Luego la tercer banda regional: Yolosguío. Su estilo popero británico no fue muy reconocido al principio por un público rockero encasillado en lo clásico. Los oriundos de Cipolletti son sin dudas una gran promesa para el rock local, pero se llevaron los laureles con dos covers que interpretaron de gran manera y con el único frontman con el coraje suficiente para levantar al público más frío. Tuvieron un aplauso mayúsculo al final por sus covers y su canción «Guárdalo muy cerca», un pequeño clásico del sur.
Para finalizar con la tanda de bandas regionales llegó el turno de La Piedra, que como su originalísimo nombre lo indica, son de esa ciudad. Eso los acreditaba para hacer explotar a su público, pero no era su único mérito. Hicieron sonar su hard rock más fuerte que nadie y tienen un primera guitarra muy bueno que ameritaba un aplauso después de los solos.
Los Tipitos confirmaron su participación casi sobre la hora, pero no por eso hicieron un set corto. Nos impresionaron con una lista excelente, digna de un festival groso. Corto y muy efectivo.
Abrieron con «Brujería» y «Campanas en la noche», que levantaron un poco a la gente. Luego siguieron presentando temas de «Armando Camaleón» como «Por Qué«, con Eduardo Schmidt (de Arbol) y su violín como invitado. Siguieron con «Camaleón» y un popurrí de música de los 80’s digna de los Cds de música disco que se venden por la tele que terminó con una coreografía muy graciosa de Fede, Walter y Raúl. Después del bullicioso y merecido aplauso vino el cierre con «Algo», otra de las canciones del último disco de los marplatenses. Soberbio.
Casi a las cuatro de la madrugada se hizo presente Arbol ante el público. «Enes», «La Vida» y «La Nena Monstruo» dieron paso al primero de los temas nuevos «Chica Anoréxica», una cumbia hardcore potentísima.
Levantaron a la gente de las tribunas, los acercaron al escenario y los hicieron cantar y bailar como nadie. Y si no era por iniciativa propia Pablito se encargaba de que nadie se quede quieto: «Vos, vos, el de allá… ¿Qué hacés sentado?».
Después del arranque vinieron «Dale Vida», «De Arriba de Abajo» y «El Baile». Jugaron siempre con un público desacostumbrado al rock pero muy expectante a las órdenes de los chicos de Haedo.
Otro tema del nuevo disco se hizo escuchar: «Osvaldo», con aires de hit radial. Después llegó «Vomitando Flores», en el que Pablo cruzó las vallas y se cayó golpeándose la rodilla ante la risa de todos y los chistes de Martín desde la batería . Pablo no solo se levantó, sino que «rengueando» volvió a cruzar el vallado y llevó a toda la gente a un costado del gimnasio y la hizo correr varias veces hacia el otro.
«Ya lo Sabemos» y «Rosita», con Los Tipitos como invitados, calmaron a la gente. Mientras tanto Pablo (otra vez inquieto) unió los pies de los micrófonos con un papel higiénico e invitó a los marplatenses a cortar «la cinta» para inaugurar el escenario.
La última parte antes de los bises estuvo conformada por el nuevo punk «Suerte», «Chapusongs» y «Ya me voy». Al hacer la despedida mucha de la gente desacostumbrada a los shows se fue del gimnasio, por lo que los Arbol decidieron acortar los bises. Cerraron con el enérgico «Cosa Cuosa» y su versión gospel del «Ji Ji Ji» ricotero.
Sin dudas que el aplauso de la gente reconforta, pero el recuerdo que generará Arbol en los presentes es una de las cosas que nos lleva a decir nuevamente que son la mejor banda en vivo del país. El juego con el público, el disfrute del show como ninguna banda y el hecho de demostrar que tocando frente a 100 o 10.000 pueden con la gente son justificativos más que válidos para esto.
Arbol es una de las bandas que hay que ver ahora para que cuando llenen estadios uno diga: «Yo estuve ahí, cuando éramos pocos».
Muy buena fue la repercusión del festival fantasma más groso del sur. Ni Los Tipitos ni Arbol merecían tan poco público. Pero el aguante de la gente de Piedra del Águila para con el rock merece como mínimo otro Piedra Rock más.
