La banda platense sigue en medio de la presentación de su cuarto disco, «Sistema Nervioso Central».
Noche de viernes y un agradable calor en Buenos Aires invitaba a quedarse un rato más en la puerta. La cita era a la medianoche y La Trastienda, esta vuelta, el lugar señalado por Estelares, que sigue girando con la presentación de su más reciente trabajo, «Sistema Nervioso Central».
La banda «mitad Junín-mitad La Plata», según definió Manuel Moretti, líder y mentor de Estelares, atraviesa un vertiginoso presente en medio del tardío pero merecido reconocimiento que arribó de la mano de «Sistema…», cuarto trabajo discográfico que finalmente los catapultó al mercado masivo, otorgándoles el esperado despegue después de más de una década de trayectoria under.
Despojada de las clásicas mesitas, La Trastienda parecía haberse vestido un poco más de rock, sin abandonar, claro, el clima chill out que suele impregnar el ambiente. El reloj marcaba las 0:30 y la sala, minutos antes vacía, se preparaba para abrir la previa de la mano de Cursi, al tiempo que la gente iba entrando. El grupo oriundo de Montevideo, liderado por Fabián Kurt, desplegó en un set de media hora un breve paneo por su recién nacido «Delivery», dentro del cual se destacó el primer corte del disco, «No te peines», de base rockera con interesantes destellos funk.
El telón se cerró y los uruguayos cedieron la posta a Estelares, que aparecieron en escena alrededor de la 1 AM y tuvo un arranque algo accidentado. Apenas abrieron con las primeras notas de «Las vías del tren», un desperfecto técnico obligó a cerrar el telón, postergando unos minutos más el comienzo del show. Solucionado el asunto, y ante el aplauso del público, Manuel Moretti y su trouppe -esta vez sí- arremetieron con su música. «Como todo en esta banda, lo bueno se hace esperar», senteció el frontman.
El cuarteto, que se completa con Víctor Bertamonti en guitarra, «Pali» Silveyra en bajo y Carlos Sánchez tras los parches, sumó como músicos invitados a Sebastián Escofet y Mariano Martínez, tecladista de a77aque, ambos presentes en la grabación de «SNC».
El show fue levantando temperatura con el correr de los temas. Exceptuando el imprevisto inicial, un audio casi impecable los acompañó a lo largo de las dos horas de recital, en las que además del pequeño tributo a Virus, con la versión de «Luna de Miel en la Mano», fluyeron en un constante ida y vuelta novedades (la balada «Ella dijo», o la historia de una groopie enmarcada en la melodía de «Un show») y recuerdos, entre los cuales sonaron «Moneda corriente», «Bienvenida», «El corazón sobre todo», «Oscarcito de la Hoya» y «20 de Noviembre». Cócktail variado que evidenció el quiebre producido a partir del último disco, alejado de la impronta netamente tanguera que caracterizó el sonido Estelar de los comienzos.
La fórmula estelar equilibra actitud rockera y guitarras con melodías atrapantes y una estructura simple para letras que portan sello de autor. Manuel Moretti supo hacer del desamor un lei motiv, encontrando la belleza en lo cotidianamente triste y volcando en sus temas una mezcla de catarsis y autobiografía.
El hit se hizo desear, pero dijo presente en el cierre: «Aire» desató la locura, coronado con «Ardimos», tema que dio título a su placa anterior y vio la luz después de permanecer inédito durante dos décadas, para cerrar «SNC». Así, cerca de las 3 AM, el show llegó a su fin.
Considerar éste momento como el Año Cero de la banda equivale tal vez a desmerecer los valiosos años del Under. Lo que es innegable es que la «explosión estelar» los llevó a experimentar un novedoso alcance, paso previo para un futuro prometedor. Tal vez por eso, aprovechando el buen momento, Manu anunció que están pronto reeditarán sus dos discos anteriores, reafirmando que el aval de su historia también cuenta en el presente exitoso de Estelares que ardieron, una vez más.