Un día de esos fríos y grises precedía la presentación de Riddim en el Teatro Ateneo que por cierto se llevaría a cabo pasadas las 23 horas y con mucho calor interno. Si se ponen a pensar un poco, no mucho tiempo atrás ésto sería una crónica del under porteño en algún local perdido, o simplemente un show entre amigos y familiares que resaltaría por el aguante y la buena onda.
Tomando como premisa este dato, busquemos diferencias y similitudes entre aquel momento y este presente. El aguante sigue estando y cada vez más. La buena onda fluye y los amigos y familiares dicen presente. Entonces la disparidad la encontraremos en el sonido, en el aplomo de la banda y en la masividad alcanzada que les permite hoy abrirse camino con facilidad entre los popes de nuestro rock. Ah, por supuesto seguiremos encontrando como semejanza las ganas de divertirse arriba del escenario combustible único para crecer.
El show en sí se armó con algo más de 20 temas, con las butacas llenas e invitados que aportaron a la noche, entre ellos Ariel de Dancing Mood, Claudio Illobre y Guillermo Bonetto de Cafres. El principio se dio con «Children of Sanchez» un instrumental con coreografía de mulatas al frente de las tablas, «Vamos a intentarlo» abrió el fuego para Pety cantante de la banda y para el público que ya se paró de sus asientos para bailar y cantar durante toda la noche.
«No me den basura» y «Restos vivos» principalmente encendió el fuego a su máxima expresión donde la gente ya era protagonista del espectáculo, «Ritmo que resiste» y «Confusión» vieron la luz con el lustre de nuevos antecediendo la presencia del cantante de Los Cafres para acompañar al grupo en un cover de Denis Brown y algún que otro tema más, robando cámara como diría Guille.
Los mejores pasajes de la noche llegarían a continuación con «Remando», hermosa melodía que da nombre al último disco que hoy estaban despidiendo y «Prueba de nuevo» con una sección de cuerdas que arranco el aplauso de los presentes.
«Dando todo» pondría la cuota ska del día y «Déjate llevar» el final que no sería tal, ya que una tanda de tres bises estaba armada: «La Máscara», largamente pedida por la multitud, «Un camino positivo», y el divertidísimo «Puedo dar más» la pusieron fin al canto en común.
Riddim promete más en su próximo disco y deja suficiente reggae para disfrutar en la espera. Para destacar la escenografía, delicada y de muy buen gusto.