La banda demostró su poderío Stone en Cemento, ante un millar de personas. Un verdadera misa stone, como decía el afiche. Desparpajo, descontrol, desprolijidad, simplemente rocanrol. Cuánto hacía que no veía esto en un escenario y cuánto hacía que no veía esta fiesta debajo de las tablas.
Esta banda tiene mucho, pero mucho que mostrar y cada vez que puede lo hace, en constante crecimiento a pesar de nuestro país, sigue llevando su rock stone a lugares cada vez más grandes, más importantes e inclusive haciendo giras por el interior.
Los Jóvenes Pordioseros saben lo que hacen. Saben cómo hacer que su gente disfrute y saben cómo disfrutar ellos. El contacto con el público es constante, directo, casi diría que «los pibes de siempre» son parte de la banda. Tienen una cultura rock diferente, nada de seguridad, excepto algunos amigos de la banda que ayudan a bajar a los pibes que suben al escenario a emular a su «Dios» Jagger o a corear con Toti (cantante de la banda) el estribillo de esa canción tan sentida, pero todo en paz y armonía.
La banda suena muy bien, ajustada, sin desprolijidades musicales, pero con todo el desparpajo de gente que tiene la seguridad de tener una base sólida donde plantarse. Eso se lo dan los años de experiencia, de escenario, de patearla y de lograr los objetivos planteados. Para tener en cuenta, para no desperdiciar la oportunidad de ver la banda cuando se presente nuevamente y disfrutar de una fiesta rockera con todas las letras.
No hay que olvidarse de las bandas que secundaron a Los Pordioseros: La Babosa, La Maquina y Sucias Rockas. Tampoco hay que dejar de mencionar que en Cemento había más de mil personas y que, haciendo un poco de memoria, no es fácil juntar esa cantidad de gente en un recital de un tiempo a esta parte. Mil personas, que desataron un carnaval con pirotecnia, trapos, sombrillas y bengalas que por momentos no dejaba ver a los artistas.