El under hardcore punk sabe de qué hablamos: Eterna Inocencia es una de las bandas jóvenes que desde hace algunos años pisa fuerte en los escenarios. Su música es pospunk estilo The Fall, con guitarras melódicas y cantos épicos. En escena, el grupo despliega una energía muy poderosa: el bajo de Tatán suena con eficiencia y gusto, mientras que la voz de Guillermo Mármol, grave y suplicante, pide una oportunidad. El mensaje de la banda es mitad político y mitad existencialista; en ese sentido se parece a El Otro Yo, aunque su sonido es más espeso y su propuesta, más rústica. A veces, los integrantes de Eterna Inocencia pecan de inocencia adolescente y es lógico: ninguno tiene más de 22 años. De a ratos bajan la velocidad de su bronca y logran climas similares a los que suele generar Francisco Bochatón, por ejemplo.
Por lo general, la escena hardcore argentina hace mucho ruido y pocas nueces. Eterna Inocencia parece recorrer el camino inverso. El grupo no golpea las puertas del éxito: prefiere caminar despacio, sin llamar mucho la atención. Pero ojo, merece ser tenido en cuenta.
Por Pablo Schteingart.