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Los hippies

  • Revista Pelo
  • 9 mayo, 1970

El movimiento hippie fue sin duda uno de los acontecimienos sociológicos mái importantes de los setenta arios de este siglo. La conmoción que provocaron sus proclamas de paz, de amor y flores en los Estados Unidos desubicó a los futurólogos que preveían una generación más violenta. Hoy los hippies, aparentemente han muerto como organización, sus barrios están despoblados y las comunidades campesinas transformadas en bucólicas granjas. Otros movimientos juveniles menos publicitados y aprovechados por la prensa los han reemplazado: los yippies (una versión más intelectualizada) , los hell’s angels (apologistas de la violencia) y varios grupos menores.

La desaparición de los, hippies en Estados Unidos ocurrió ya hace tiempo. Algunas generaciones jóvenes de Europa y América, influenciados por la publicidad, creyeron encontrar en el credo hippie la salvación para su carencia dé ideales. No advirtieron que los hippies no son —ni pueden ser un movimiento de características internacionales—, porque el amor y la paz que puede pedir un muchacho norteamericano —equivocado o no— está de sus propias, típicas circunstancias sociales que, de ninguna manera son las mismas que las de otros paises, europeos o americanos. Por eso todos los movimientos pseudo hippies organizados fuera de los Estados Unidos tuvieron connotaciones payasescas, y se convirtieron en moda ridícula, porque no tenían (no podían tener) una j ustificación teórica.

Para realizar este informe se tomaron elementos dis perros y fueron reunidos en un afán de crónica imparcial, desde la gestación del movimiento en Estados Unidos hasta su muerte.

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1963

En Estados. Unidos comienzan a perfilarse los roles sociales que en adelante grabarán en la carne y el espíritu otro ímpetu juvenil rebelde. Para unos la lucha es Derechos Civiles contra la segregación racial. Los jóvenes negros trabajan en el SNCC (Comité Coordinador de Estudiantes No-violentos). Para otros, universitarios blancos, la revuelta no ha sido plenamente detonada: Vietnam lo hará. Y muchos jóvenes de largos cabellos que se salen de una sociedad que carece de sitio para ellos. Marchan hacia Nueva York o San Francisco y hallan abrigo en los reductos de la antigua bohemia. Allí nadie cuestiona nada a los nuevos hips, nadie hace preguntas. Ninguna de las tres corrientes imagina •que negros, estudiantes y hippies serán un lustro después un solo frente común. Los negros trabajan para lo que en agosto será un cuarto millón de personas en Marcha sobre Washington cantando «libertad ahora» encabezadas por Luther King. Los del SDS hacen tarea voluntaria en los barrios pobres. La población melenuda del Village crece velozmente.

La violencia racial estalla en el Sur norteamericano : cuatro niñas de color mueren en un atentado dinamitero a una iglesia. El folk-singer Richard Fariña compone su famoso «Domingo de Birmingham». Un muchacho flaco y desgarbado, Bob Dylan, estrena su «Soplando en el viento» en un café del Village. John Coltrane y Ray Charles gruñen el dolor de la raa negra. Joan Baez anuncia que rehusa pagar impuestos «porque se usan para armamentos». En Inglaterra los Beatles postergan su visita a Estados Unidos debido a un siniestro suceso : el Presidente Kennedy ha sido asesinado.

1964

Año del motín de Harlem, primero de una larga serie violenta en los ghettos negros. Año de la Feria Mundial de Nueva York: el comercio universal expone allí sus mercaderías. El 7 de febrero, sale desde Londres el vuelo 101 con John, Paul, George y Ringo a bordo. Diez mil adolescentes los reciben en el Aeropuerto Kennedy de Nueva York. «I want to hold your hand» trepa velozmente a los rankings. Estadio Coliseo de Washington: 20 mil jóvenes aclaman a los Beatles. Elvis Presley ha enviado telegrama de congratulación. Ringo comenta: «Todo esto es como en casa, pero diez veces más grande. Allí nunca tuvimos más de dos mil espectadores como máximo». El Carnegie Hall se atesta dos veces durante la presentación neoyorquina del cuarteto. Los 728 asientos para el show televisado de Ed Sullivan —Hunter Davis cuenta que llega a 73 millones de espectadores—son reclamados por 50 mil interesados. Yeah, yeah, yeah. Tiempo de Beatlemanía.

¿ Van a cantar para nostros? —Precisamos dinero primero, dice John.

¿A qué atribuyen su éxito? —Tenemos un agente de prensa.

¿Cuál es su ambición? —Venir a América.

¿Esperan cortarse el pelo? —Lo hicimos ayer.

¿Piensan llevarse algo a casa?

—El edificio del Centro Rockefeller.

¿Son ustedes parte de una rebelión contra la sociedad adulta?

Es una sucia mentira. ¿Qué saben del movimiento de Detroit para barrer a los Beatles?

—Tenemos una campaña para barrer a Detroit.

¿Qué opinan de Beethoven? Lo adoro, dice Ringo. Especialmente sus poemas.

La música beatle se apodera de Estados Unidos. El segundo long play de Bob Dylan también es escuchado día y noche en todos los recintos hip. El mito hippie se incuba lentamente. Miles Davis, Eric Dolphy, Charlie Mingus, Coltrane prosigue la furia jazzistica negra.

Los hippies se han corrido al este del Village donde los alquileres son más baratos. Allí leen poemas en los cafés, asisten a obras cortas de teatro que se efectúan entre las mesas, también se proyectan películas subterráneas. La Municipalidad y los Bomberos objetan tales reuniones «porque no tienen permiso y porque en caso de incendio peligraría la vida de los asistentes». Prohiben las sesiones, se clausuran lugares. El poeta Grinsberg organiza la defensa legal. Los cineastas también resisten junto a los poetas. Bob Dylan sigue firme con su guitarra y su armónica: la música folk es escuchada por todas partes.

1965

San Francisco ya es casi la Liverpool norteamericana: docenas de jóvenes músicos esfán en acción : esa será la capital de The Jefferson Airplane, The Grateful Dead, The Family Dog, Quicksilver Messenger Service, Big Brother (Janis Joplin) and The Holding Company, Country Joe and The Fish y muchos más. En Nueva York, Ed Sanders se asocia con Tuli Kupferberg y Ken Weaver (poetas) y con sus panderetas sumadas a un trío rítmico elaboran un explosivo cóctel de rock y testimonio.

MARSHALL McLUHAN : «La generación de los hijos de la TV es más seria que la de los hijos de cualquier otra generación, menos perdida, menos absurda. El muchacho que se ha formado en la era de la TV es más comprometido… el circuito electrónico ha destruido la vieja idea del espacio y del tiempo, y precipita sobre nosotros, instantánea e incesantemente, la vida de todos los hombres. Los jóvenes comprenden de modo instintivo esta complicación y viven este hecho de una forma mítica y profunda. Esta es la razón de la vasta e insólita división entre las generaciones».

BOB DYLAN: ¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre para que se le llame hombre ?»

1966

Los hippies atestan el East Village neoyorquino y el barrio Haight-Ashbury de San Francisco. En los bosques californianos se radica media docena de comunidades hippies. Al promediar el verano se calcula que ya hay 175.000 hippies en Estados Unidos. Octubre es fecha histórica: en el Parque Golden Gate de San Francisco cerca de 30 mil niños florales celebran el primer Love-In (Asamblea de Amor) al aire libre.

El Sindicato de la Prensa Subterránea asocia ya a más de 40 periódicos hippies. Las ragas hindúes comienzan a fusionarse con las cadencias del rock norteamericano. Otros grupos musicales han surgido: MC5 y Mothers of Inventión.

1967

Ante el edificio de las Naciones Unidas 300 mil personas se manifiestan contra la guerra. Los hippies suman ya medio millón. En el Central Park de Nueva York el Flower Power celebra su primer Love-In. En Detroit, Newark y otras 40 ciudades se producen nuevos disturbios raciales. Una ramificación de los hippies llamada diggers adopta otro sistema económico: mediante la recepción de donaciones logran distribuir gratuitamente ropas y alimentos.

Un año ha durado ya el jolgorio del Poder Floral, del «haz el amor y no la guerra». Muchos han descubierto la, luz interior. Otros, envenenados con methedrina y otras drogas nocivas, han pagado el viaje con su vida. Casi todas las revistas han sacado al hippie en la tapa. HaightAshbury es capital de una extraña ternura psiquedélica. La moda hippie es impulsada por ávidos comerciantes. George Harrison visita California y comenta: «Está infectado de farsantes».

En octubre, los tribeños psiquedélicos anuncian en San Francisco «el deceso oficial del hippie, ese mito de los medios de comunicación masiva». En un ataúd sepultan simbólicamente melenas, co-_ llares, emblemas y textos. Muchos maltrechos niños florales se desbandan de vuelta al hogar, algunos con sífilis v hepatitis: eso no es una revolución, es una variante del suicidio. Abbie Hoffman, Jerry Rubin, Paul Krassner y Ed Sanders crean una nueva filosofía : se llaman yippies.

1968

Mientras los yippies son ignorados por la gran prensa de los Estados Unidos, quizás por no ser demasiado atractitivos para el turismo, los hippies falsos, disfrazados, vagan por las calles de San Francisco y movimientos violentos como los Hell’s’Angels se hacen cargo de la ciudad y de las comunidades. Menos conscientes, más incapaces de a sostener una filosofía, los Angels recorren con sus motos roncadoras las rutas norteamericanas. Se enfrentan con la policía y ejercen, a su vez, la ley del más fuerte entre los 1 jóvenes. El tiempo de la navaja vuelve a los Estados Unidos.

En Europa, mientras tanto. las fantasías hippies se convierten en moda y es atrapada por la vistosa, elegante, gente de King’s Road : ser hippie (o hacerse) aunque sea dos años más tarde, es divertido. Algunos grupos más o menos auténticos se reúnen en Amsterdam. Pero tampoco son hippies: las realidades sociales de Europa son difeientes a las norteamericanas.

En la Argentina algunos jóvenes atontados por los cables de los diarios que hablan de los hippies y de sus proclamas por la paz, los imitan burdamente. Se reúnen habitualmente en el centro o en los alrededores de la plaza San Martín, en Buenos Aires. Tomando sólo lo externo de los hippies (collares, flores, símbolos, etc.), creen que los principios hippies sirven para justificar sus vidas de vagos aburridos. En pocos meses desaparecen, porque .su posición no tiene fundamentos. No se dan cuenta que el fenómeno hippie es válido para la sociedad norteamericana, con otros problemas y otras necesidades, pero inútil, carente de justificación en un país con otras circunstancias sociales como la Argentina, en el que los jóvenes tienen otras ambiciones personales y donde la guerra, por ejemplo, no les sirve de justificativo. Los pretendidos hippies europeos caen en un error casi similar.

Martin Jezer explica el credo yippie: «Los hippies fueron creación del periodismo, pero no se aclaró quién explotaba a quién. Esos hippies aprendieron a manipular los medios de comunicación y los utilizaron para organizar a los jóvenes en torno a valores comunitarios. Los yippies, ahora, no se relacionan directamente con los vietnamitas ni con los revolucionarios negros. Como norteamericanos blancos de la clase media que ya han obtenido su independencia política y cultural, luchan ahora por la liberación personal. La de ellos es una revolución por la calidad, no por el poder. Han adaptado su estilo revolucionario para enfrentar sus necesidades particulares».

1969

En tanto los yippies, reducidos herederos de los publicitados hippies, recorren sus caminos sin organización autoritaria; el último ciclo de la década se convierte en el año de las concentraciones masivas.

En agosto, cerca de medio millón de jóvenes se trasladaron de sus ciudades hasta la granja de Max Yasgur, en Woodstcck. Para muchos sociólogos, los tres días que perduró el Festival, fue una de las concentraciones más importantes y significativas del si glo. Desprendimientos de hippies (falsos y auténticos), yippies, hell’s angels, black panthers, integrantes de otros movimientos juveniles (superficiales y profundos) y una mayoría de jóvenes no identificados con nadie se reunieron para escuchar a los grupos de rock y de blues norteamericanos e ingleses. Llovió durante dos días, se terminaron los alimentos, murió gente y otra nació. Sin embargo, no hubo peleas, todos se ayudaron entre sí y la policía colaboró pacíficamente.

1969 es también el año en que los Rolling Stones reaparecen en los Estados Unidos ; recorren el país de costa a costa. En California reúnen cerca de trescientas mil personas para un recital en el campo. Por primera vez, hay violencia entre los asistentes: los hell’s angels se convierten en guardianes del orden y hacen justicia a su manera. La policía no puede evitar algunas riñas. Mueren cuatro personas ese día y, en el mismo lugar, cuatro madres dan a luz. Lps sociólogos comienzan a manejarse con otras cifras. Con diferentes conceptos. Quizás lo que pregonizaron los hippies durante varios años, «la vida en comunidad», se está cumpliendo ahora masivamente, de manera deforme, a veces violenta, sin otro motivo que el «be in», el estar ahí, nada más. Porque la música, realmente, no se escucha, y para la mayoría de los asistentes los músicos están muy rejos como para distinguir quiénes son.

Los hippies se han esfumado y sólo quedan trofeos para mostrar a los turistas y curiosos. El mito de ros hippies aún continúa, porque para algunos todavía es negocio. Pero no hay nada más. Los yippies son sus herederos, pero también los que niegan el movimiento anterior, los hell’s angels diezmaron las pocas «comunidades» y son ellos quienes mandan en las calles. La prédica de la paz —por ahora— ha terminado.

El 15 de octubre de 1965 comenzó la era del San Francisco Sound. Chet Helmes había fundado la «Family Dog Production Company» con otros amigos de la subcultura. En este día organizaron su primer concierto bailable en el Songhoreman’s Hall. Se bailó, se escuchó a continuación música de los Charlatans, Jefferson Airplane, Great Society (entonces con Grace Slick) y los Marbles, se vio uno de los primeros lightshows ; además se trasladó la Family Dog a la sala de baile del Fillmore-Auditorium, que se encuentra en el barrio negro de San Francisco.

Al principio los conciertos se realizaban muy irregularmente. A partir de marzo de 1966 hubo dos o tres conciertos bailables cada fin de semana. En esta época Bill Graham tomó a su cargo el Fillmore, al que tres años más tarde agregó en Nueva York un «Fillmore East» (en el antiguo Villa ge Theatre). Los Family Dog se trasladaron al Avallon Ballroom. En ambos salones se instalaron proyectores, strobescopios, y luces «negras». En Haight Ashbury, dentro del nuevo movimiento, tocaban grupos pop, de vez en cuando, en el teatro Straight, un cine arcaico. La nueva música obtuvo pronto también su propia estación de radio. En la frecuencia FM (onda ultra corta) KMPX irradiaba a la manera pirata lo que gustaba a la juventud. La estación emitía música durante las 24 horas del día, que de lo contrario se podía escuchar solamente en vivo. Porque hasta que se grabaron los primeros discos de los nuevos conjuntos pasó mucho tiempo.

Al comienzo de lo que hoy se llama el San Francisco Sound, había siete importantes grupos pop. El primer grupo de San Francisco, Los Charlatans, eran oriundos de Virginia City, Nevada. Su sonido caracterizó a los demás y lo que, como San Francisco Sound, puede considerarse más bien como un fenómeno social que un concepto teórico musical. Su sonido estaba influenciado por Rhythm and Blues, Country Music y el Folk. En los otros grupos, se mostró con el tiempo, la especial importancia de los blues. A veces pareciera como si se hubiesen conseguido solamente textos actuales y pasado temas de blues a través del amplificador para deformarlos un poco.

Tal vez la mayor influencia venía de los conjuntos de Rhythm and Blues, de los artistas del Big-Beat-Blues como Jimmy Reed, Chuck Berry, Muddy Waters, Howling Wolf y naturalmente de los grupos ingleses que imitaban a estos cantantes.

Esta gente joven disponía de una increíble cantidad de música diferente: jazz, blues, gospel, country blues, rhythm `n’ blues, country y western, música hindú y mexicana. Tomaron elementos de toda esta música, pero los mayores aportes los obtuvieron de los músicos blues.

El San Francisco Sound floreció justo en el momento, en el que en la escena del folk se producía la transformación al folk-rock. y en el que el Beat parecía esperar indeciso, tanto en la música como en los textos. Que a la larga pueda hablarse de un sound,. tiene más bien una fundamentación social. Los conjuntos de San Francisco, cuyo número se estimaba entre 300 a 1.500, trabajaban juntos, formaban una especie de familia. Los grupos sueltos vivían algunas veces en comunidades (Country Joe and The Fish, Moby Grape y otros), una premisa esencial para un sound colectivo. Deben agregarse además, los otros seis grupos, que hacían hablar de sí en el principio del San Francisco Sound. Junto a los Charlatans se encuentran: Jefferson Airplane con fuerte influencia Folk ; Mistery Trend con su fe casi religiosa en material oriental; Great Society, en ese entonces el grupo más original de la ciudad por sus compbsiciones orientadas a lo hindú y los solos de veinte minutos de su saxofonista.

En la primavera de 1966 Janis Joplin se acopló. a «Big Brother and The Holding Company», un conjunto orientado hacia el Blue ; recién a fin del verano de 1968, cuando Janis Joplin abandonó el grupo, pudieron editar uns álbum acorde a su verdadera capacidad, que constituye uno de los más lindos discos de San Francisco.

Del Blues vienen : «Quicksilver Messenger Service» y Grateful Dead (que pronto desarmaron la influencia Blue en muestras, que se orientaban en música electrónica). Con la segunda ola llegaron Moby Grape, Steve Miller Band (que es un conjunto inmigrante al igual que Youngbloods y la ex Mike Blomfield’s Electric Flag), Blue Cheer, Mother Earth, Lee Michaels y,Loarding Zone. Ya en octubre de 1968 la revista pop «Rolling Stone» editada en San Francisco, hablaba de una tercer ola. No menos de 36 conjuntos «progresivos» y «underground» considerados «notables».

En el verano de 1968 el astuto hombre de negocios Bill Graham se mudó con sus conciertos del Fillmore al antiguo «Caroussel». Con ello aumentó su éxito, pero simultáneamente destruyó uno de los sueños que había tenido la comunidad pop. Los dos conjuntos, Jefferson Airplane y Grateful Dead habían alquilado junto con algunos amigos el salón de baile «Caroussel» por un período largo, y le habían dado una ayuda inicial a la Headstone Productions mediante conciertos benéficos. El objetivo había sido posibilitar conciertos baratos con precios de entradas reducidos y a la par transformar el escenario de concierto en una especie de «Community Centre».

El intento fracasó, se perdió dinero por carecer de experiencia en negocios. Pero fue una señal de que los músicos se preocupan de como su música puede llegar a ser un acontecimiento social. Por esta razón los conjuntos nombrados, a menudo tocaban en las calles para todos aquellos que querían escucharlos. Joe McDonald de «Country Joe and The Fish», en algunas ocasiones no aceptó jugosas

ofertas, porque el conjunto tenía ganas de hacer otras cosas : «Exigimos ser tratados como seres humanos. Queremos hacer nuestras propias cosas y nos oponemos a ser vendidos y aprovechados. Por eso nos hemos negado a aceptar ciertas ofertas comerciales».

Uno de los lugares más populares para reuniones «openair» es «The Panhandle». En algunas oportunidades podía escucharse allí cada fin de semana a «Big Brothers & The Holding Company» con su cómico Top-40-Show. Los Grateful Dead han ajustado todo su equipo para estos conciertos al aire libre. Poseen un carro amplificador especial que puede utilizarse fácilmente al aire libre. Así vienen todos aquéllos, a los que les resulta demasiado caro los tres dólares para los conciertos nocturnos de todos los días en los salones de baile (donde hace rato ya no se baila sino que se escucha y se ven las proyecciones en redondo, sentado en la pista de baile).

Un cronista holandés totalmente desligado de la música pop, o el mundo de los hippies, recorrió dos meses atrás las calles del último bastión de los hippies californianos: Haigth Ashbury, en San Francisco. Su crónica, de tipo documental, trasluce la ima? gen que puede recibir un per? sonaje cualquiera, periodista. curioso o turista, de la ban? carrota total de los hippies.

Esto es lo que vio:

Hace 3 años, parecía que la cultura pop había encontrado su metrópoli : Height Ashbury, la tierra prometida de los chicos con flores. Todo un Quartier de la millonaria ciudad de San Francisco se convirtió en el lugar de nacimiento del movimiento Flower Power. En ese entonces los hippies de todo el mundo habían inundado estas calles. Boutiques, PosterShops y Free Stores habían surgido como hongos, y aquél que estaba harto de la tumultuosa vida de gran ciudad se buscaba un «one-way-ticket» a Frisco .. . Height Ashbury no es tan fácil de encontrar. Hasta exis? te gente en el hermoso San Francisco que no quiere tener _ ni idea hacia qué lado_se encuentra el ponderado Quartier de los hippies. Haight Ashbury es un tabú a los ojos de la mayoría de los ciudadanos de San -Francisco. Un estigma. No se habla sobre ello y, por sobre todo, delante de turistas. Y yo era uno de ellos. No lo pude ocultar a pesar de la goma de mascar y la camisa Button-down.

Con un sightseeing-bus llego seguro, me dije finalmente. «Oh, no hay nada especial para ver !», trató de desanimarme el guía de viaje después que hubimos recorrido Frisco de lado a lado durante más de tres horas y media, y, examinado iglesias, monumentos, museos, parques, pvientes y highways. Pero a Haight Ashbury lo habían dejado de lado. «No vaya», me recomendó finalmente, «verdaderamente no perderá nada». Naturalmente, a pesar de lo que me dijera, fuí. Y como no pude encontrar al condenado Haight Ashbury en el plano de la ciudad, dejé que me llevara un taxi.

Mi primera impresión fue en buena medida por lo menos desilusionante. Después de recorrer el centro de la ciudad durante 15 minutos, me hice dejar por el taxi en una esquina moderadamente animada. Haight se llamaba una de las calles, Ashbury la otra. Primera comprobación: los hippies no se han buscado precisamente el mejor lugar dé San Francisco como quartier principal. Segunda comprobación : Haight Ashbury no es un quartier sino un punto, una esquina. El lugar es sucio y hace una pobre impresión. No acababa de bajar del taxi cuando se me precipitó una horda masculina de hippies. Tenían envoltorios de diario pegados bajo el brazo y ofrecían diarios de la subcultura. El «Berkeley Barb», el «Rolling Stone», o como se llamen esos periódicos. Me puse a salvo y comencé a recorrer Haight sin rumbo. Algo estuvo pronto bien claro para mí : los hippies dominaban este quartier. Si aquí alguna vez habían vivido ñormales consumidores, ahora no vivían más. Al dar una vuelta apenas, encontré gente que se podría describir como «Nohip». Por todos lados se encontraban reunidos grupitos de jóvenes de pelo largo y chaquetas de colores. Ellos discutían, reían, bromeaban y parecían sobre todo alegrarse de pasar el día sin tener nada que hacer. Yo estaba fuera de lugar con mi cámara fotográfica colgada. Uno que se había introducido en un mundo sagrado sin preguntar. Por otra parte ,el mundo de Haight Ashbury es sag/lado solamente para los ojos de hippies completamente convencidos. Porque el quartier, la calle, en la cual hace más o menos 4 años había tenido lugar su modesto comienzo, es hoy más desconsolador que nunca. Expresado a groso modo: una ruina.

Una ruina ? Seguro. Solamente los hippies obstinados viven aún hoy en la zona de Hight Ashbury. El resto se escapó a Nueva York, hacia abajo a Sud América, al otro lado de Europa y Asia. Muchos de los antiguos, hace mucho que no son más «hip». Ellos han encontrado un buen empleo en alguna parte y .con eso dijeron adiós definitivamente a la contentadiza existencia de los nómades modernos.

Quien hoy todavía se pega al asfalto de Ashbury es un fanático o sino un sentimental. Pero seguro que pertenece a los más contentadizos hippies del mundo entero. Cómo entonces sino se explicaría que todo el Business en la zona se encuentre por el suelo ? Cada negocio por medio sobre el boulevard de Ashbury está cerrado desde hace semanas y meses. La crisis comenzó en la última primavera. Primero se tragó las numerosas boutiques, poster-shops y comercios de arte. Y ahora, hasta los puestos de hot-dogs y comercios de verduras se quedan sin aire. Una mañana las persianas no serán levantadas. Porque sin dinero no camina nada por más buena voluntad que haya. Y en Height Ashbury parece realmente que nadie más tiene dinero. ¿ Se funden los hippies de Haight Ashbury ?

Considerado superficialmente: sí. De todas maneras es de esta opinión toda aquella gente que ve a los hippies simplemente como vagos sucios de pelo largo. Pero un ideal no se anonadará por crisis materiales : la esperanza del amor y la libertad subsistirá. Con o sin Height Ashbury.

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