De punk yo era feliz,
bardeaba a todos lados,
mi cuerpo era cemento,
mi sangre tetrabrik.
De pronto conocí
a una mujer entera.
Ella era evangelista
y me convertí.
Y ya no sé qué hacer,
y ya no sé qué hacer.
Orando en las noches
con libros del señor,
a 20$, uno
a 30$ dos.
Cristo es un amigo
y yo estoy con él,
lo tengo dibujado
en la pared.
Y ya no sé qué hacer,
y ya no sé qué hacer.
Ahora calmo a los míos:
tatuajes del señor,
la cruz y la medalla,
la charla posterior.
No salto no hago pogo
mi cresta sé cayó!
Ahora soy un buen chico,
de otro montón.
Y ya no sé qué hacer,
y ya no sé qué hacer.