Su nombre me enciende y me anima,
envuelve mis días
entre fantasías que al despertar
dictan mi andar.
Va a acompañarme toda la vida
como un dios infiel y encantador.
En sus latidos, hipnótica pulsión,
se esconde el fin de mi obsesión.
Su nombre me invita a confesar
verdades suicidas,
huele a poesía y metáforas
por descifrar.
Podría colgarme del eco de su voz
hasta cerrar el círculo.
Podría lanzarme, caminar por cristal,
quebrar la paz, hablar de más.
Nunca se imaginó,
un paisaje de estrellas me dio,
un secreto en mi voz,
grito en el corazón.
Nunca se imaginó,
un paisaje de estrellas me dio,
un secreto en mi voz…
shhh…
Nunca se imaginó.