Cada vez que mirás
por el retrovisor
ves el leve resplandor
de lo que quedó atrás.
Llorás y acelerás
en busca de valor,
exigís el motor
y perdés lo que amás.
Hasta que detenés
tu furioso andar,
tu velocidad…
No te podés esconder
de lo que viaja
dentro de tu propio ser,
de lo que te hace arder…
lo que sos,
no podés
asesinarlo y llevarlo en el baúl
huyendo de la ley…
de lo que te hacer arder…
Primero hay que sufrir,
luego hay que saber:
para el que ama es deber
no temerle a partir.
Anochece y sentís
que la ruta es tu hogar,
la luna te va a guiar
si es que la seguís.