Me abandonó la suerte como un apagón,
parado en el camino solo y sin consuelo.
Golpeado por un rayo tuve una visión
y uno a uno se me erizaron los pelos.
Y dije sí, señor, si hay que hacerlo hagámoslo,
nos acoplamos en el acoplado.
Cargó su sangre en mi sangre inmoral
que siempre aprieta un poco más
y más y más más más más.
Así creció en mí un desierto voraz
que todo lo consume con su oz de fuego.
Ahhhh, es tanta la sed que no alcanza un río.
Y fui de pueblo en pueblo, cultivando el mal,
preñado por el diablo, como un forajido.
Volqué la sangre con un celo animal
que siempre aprieta un poco más
y más y más más más más.
Cargó su sangre en mi sangre inmoral
que siempre aprieta un poco más
y más y más más más más.