Caras conchetas, miradas berretas
y hombres encajados en Fiorucci.
Oigo «dame», «quiero» y «no te metas»
«¿Te gustó el nuevo Bertolucci?».
La rubia tarada, bronceada, aburrida
me dice «¿Por qué te pelaste?»
Yo: «Por el asco que d tu sociedad.
Por el pelo de hoy ¿cuánto gastaste?»
Un pseudo punkito con el acento finito
quiere hacer el chico malo.
Tuerce la boca, se arregla el pelito,
toma un trago y vuelve a Belgrano.
¡Basta! Me voy, rumbo a la puerta
y después a un boliche a la esquina
a tomar una ginebra con gente despierta.
¡Esta sí que es Argentina!
Una noche en New York City.