Soy feliz con mi mate de lata, bombilla de plata y mi perro burgués
mis rimas y leyendas, mi vieja remera y sin nada en los pies
cuando el sol de la tarde suplanta cobarde a la sábana
que se calló en una siesta, quizás una fiesta que pude tener.
Fui feliz con mi madre en la sala mirando la tele junto a mi papá
cuando a veces podía cambiar las noticias por otro canal
y mirar una serie que un rato me aleje del mundo real
soy feliz cuando puedo decirte las cosas que lloro al cantar.
No soy feliz cuando peleo con un amigo o un familiar
No soy feliz cuando pienso el destino que todos tenemos
y que ni quiero nombrar.
Soy feliz cuando apruebo un exámen por más que esté lejos, muy lejos del diez
si consigo un trabajo aunque nunca me nombren «empleado del mes»
cuando gana mi equipo o escucho un buen disco cantado en francés
soy feliz cuando miro películas tristes que terminan bien.
No soy feliz cuando en la calle un chico con hambre me quiere asaltar
no soy feliz cuando algunos proponen en lugar de educar
bajar la edad de imputabilidad.
Soy feliz porque sé que mañana aunque crezca mi panza y se arruge mi piel
o me nazcan verrugas, se caiga mi pelo y mis dientes también
y aunque el tiempo tirano deforme mis manos y arruine mi voz
soy feliz porque sé que aunque pase todo eso seguiré siendo yo.