Nada de lo que te hace sufrir
se desarticula al resistir,
y en sola abierta cadencia vuela al despertar tu voz
la comunicación con tus anhelos.
Cuando expuesta está la meta allí
se desprende un halo de tu clamor,
el brillo calma latiendo lento hacia el interior
y calla las razones de tu dolor.
El sonido desarma
la complejidad del pensamiento,
entregamos el cauce
de nuestros cuerpos
en movimiento
al aire, al aire.
Nadie ve lo que te hace sufrir
si no existe mímica del sentir,
tan sólo observa la selva abierta de tu expresión
cuando se expande hacia el exterior.
El sonido desarma
la complejidad del pensamiento,
entregamos al cauce
de nuestros cuerpos
el movimiento,
del aire, del aire.
Un bramido del alma
solo te dirá sobre tu verdad,
si el soplido alcanza la profundidad
del sentimiento incesante, incesante.