Iglú, iglú,
con mi lombriz congelada
yo no pesco ni un pacú.
Iglú, iglú,
con mi lombriz congelada
yo no pesco ni un pacú.
Tengo mi casa en Alaska
en una parcela de hielo,
hice un curso en la IADE
y aprendí a arreglar trineos.
En el terreno del fondo
monté mi primer taller,
allí atiendo a los renos
y lustro sus cuernos con Blem.
Iglú, iglú…
Mis hijos salen a cazar focas,
mi mujer pesca salmón
y yo me quedo en mi casa
para atender el Miniphone.
El arpón, el arco y la flecha
yo no los puedo ni ver,
prefiero tomar unos tragos
con el Yeti y con Papá Noel.
Iglú, iglú…
No me hablen de Siberia,
de la Antártida tampoco;
prefiero quedarme en Alaska
aunque a veces refresque un poco.
Tampoco me hablen de Freddo,
de Laponia o de Frigor;
no me gustan los helados,
acá nunca hace calor.
No quiero viajar por el mundo,
para eso está Papá Noel;
él me cuenta todo el año
lo que yo no puedo ver.
Y aunque las sombras son largas
y el paisaje, blanco como la cal,
yo igual me siento orgulloso
de ser un noble esquimal.
Iglú, iglú…