Si descifró la maldición no da lugar a dudas
no quedan fichas por jugar de ésta suerte basura
lleva a su diablo amigo, perdido por perdido
Siempre tuvo esa cualidad de aroma a soledad
y aunque ajustaba el cinturón ya estaba roto
No va a pasar de cero, enroscado en su anzuelo
El hombre sombra
muerde su propia peste
El y la suerte
son como agua y aceite
Va derrapando
como los perdedores
El se esconderá
Enciende más la llama y una vez más se apaga
La misma enferma suerte vuelve a mostrar los dientes
El hombre sombra
muerde su propia peste
El y la suerte
son como agua y aceite
Va derrapando
como los perdedores
El se esconderá
Cada rincón de la ciudad es una madriguera
no dejará nada al azar y espero que me creas
nunca llegó a ser cicatriz
la misma vieja herida abierta