No hay donde refugiarnos esta noche mi amor,
dejemos rodar nuestros corazones
solitarios otra vez.
Al fin y al cabo el día es largo como el dolor,
y la noche se escapa de las manos al toque
como el placer, como el placer.
Oh mira esos hombres sabios
abrieron su corazón,
míralos con sus jarros repletos de alcohol,
son solo esos extraños habitantes nocturnos.
Y acá toda la banda de rock and roll,
el baterista un tal Pepe Trueno
saca dinamita del tambor.
La gente se sacude los demonios de su piel
sabiendo que pueden ser libres al menos una vez,
al menos una vez.