Siempre se acuesta con las piernas en cruz,
es una ceremonia donde sobra la luz.
Y la quiero tanto
que es mi estrella cuando me voy.
Sus labios nunca se abren si no es para besar,
su lengua es un cuchillo que te puede matar.
Y soy un esclavo
del fuego que enciende su cintura.
Cada polvo me estimula,
no me los quiero perder.
Sólo tengo a esa mujer.
Su flujo me alimenta, sus piernas son mi hogar.
Cuando no está conmigo no puedo respirar.
El amor y el espanto
son mi única estrella.
Y no puedo vivir sin ella,
no me la quiero perder.
Sólo tengo a esa mujer.