Cerró la ventana, abrió el ataud
desde esta mañana volvió a ver la luz,
la luz
Tenía el cabello hasta por los pies
las uñas mas largas que yo pueda ver
pueda ver
Llenó la bañera, el cuerpo se hundió
y al salir a flote de nuevo nació
nació
Calzó los zapatos, volvió a caminar,
y a los pocos pasos se puso a bailar,
se puso a bailar
Salió a la calle, salió a pasear
el mundo distinto lucía igual
igual
Las mismas costumbres con otro color
algunas sorpresas, en algo mejor
y en mucho peor
Llegó a la plaza, a un banco subió
y en medio del día al pueblo habló
así les habló
«¡Y que el día que no hayamos danzado al menos una vez se considere perdido para nosotros! ¡Y que sea falsa para nosotros toda verdad en la que no haya habido al menos una carcajada!»
Cubierto de nubes el cielo estalló
y bajo la lluvia el bardo siguió
el bardo siguió
«¡Cuantas cosas son todavía posibles! Aprended, pues, a reirás de vosotros, sin preocuparos de vosotros. ¡Alzad vuestros corazones, buenos bailarines, alto, mas alto! ¡Y no olvidéis la buena risa! A vosotros, hermanos míos, os arrojo esta corona: la corona del hombre que ríe, esta corona de rosas.»
Pasó la tormenta, pasó el vendaval
y después de todo no estuvo tan mal
no estuvo tan mal