¿Cuánto tiempo falta
para que el estanque se rebalse?
podemos comernos al elefante de a pedazos
¿cuánto tiempo falta
para que nuestra calles se hagan salvajes?
¿cuánto tardaremos
en tapar los baches del corazón?
bailando al ritmo de los que no tienen nombre
de los condenados, los desheredados
¡bandoleros mercenarios de ocasión!
bailando al ritmo de los que no tienen nombre
de los condenados, los desheredados
¡bandoleros, devuelvan lo que es nuestro!
…estamos en manos de esos testaferros del más allá.
(muy pronto recuperaremos la manzana que nos arrancaron de la boca).
mientras tanto juegan con nuestro culo saboreando el fino límite de la ley.
¡oh, nuestros héroes heridos en la soberbia!
antiguos dueños del brillo amasan nuestra tierra tribal.
son extraños que vienen por las noches.
hermanos y enemigos al mismo tiempo, conquistan y abandonan.
inmensos ante tan poca grandeza,
borran con el codo lo que escriben con las manos.
cagando a fuego a todos sus condescendientes,
ponen en juego más de los que pueden dar.
¡hasta sus sueños guardan cordura!
cortados por la máquina de cortar hijos de puta
nos dan agua como antídoto para ahogarnos.
nos creen atrapados en la red, pero en realidad «la red somos nosotros».
confirmaron nuestro argumento y tienen el ánimo de destruirlo.
no podrán, nuestro deseo es más sofisticado que su compasión.
somos un número más entre los que no tenemos nombre.
vayamos al grano, démosle vértigo a nuestros corazones.
cebados con la cadena entre los pies,
vamos en busca del botín reservado a los desheredados.
este es el momento en el que el león se come al domador.
la sangre espesa como nuestra alma. fuegos en la mente y gritos en el corazón.
ciega marcha de los sentidos. heridas de humo. trofeos y promesas fundiéndose.
postura extrema en tiempos entremos. llamas que se elevan en la desolación.
pandillas minadas por banderas y tabernas de poca monta.
escuchando temblar sus rodillas vamos a provocar la chispa final,
somos de esos que olvidaron la paciencia…