Buscando sacar afuera, para que no se le pudra adentro,
exprime y se toma el jugo, que sale rico de su cerebro.
Dedica el tiempo correcto, el que nosotros nunca tenemos,
el que tiramos dándole al otro, por unos pocos pesos mugrientos.
Y cuando triunfa nos asombramos y pensamos en como lo hizo.
Envidiamos que no podemos, pero creemos merecerlo.
Qué visión tan equivocada, desmerecer el trabajo ajeno,
pensar que no está bien hecho, cuando no podemos entenderlo.
El artista de nuestro pueblo ha empeñado su alma a un sueño.
Intenta que abramos los ojos pero no trata de convencernos.
Se caga en las alabanzas y se hizo amigo del riesgo.
Está como en otra nota, como Chaplin en tiempo modernos.
Arte para vivir. Arte por qué morir.
Abran la puerta al artista y que nos muestre por dónde ir.