Motor de este delirio vital,
que embiste mis heridas con su sal.
Que cambia mis orugas por sed
y ahuyenta con sus mundos mi pesar.
Paciente como la eternidad,
quemando a fuego lento mi ansiedad.
Tres notas para que el corazón
divague sin la excusa razón.
Reveladora de mi verdad,
dos cuartos melodías y el amor
menguando a la par de tu color,
rompiendo con contratos preexistentes
que se interpongan entre los dos.
Robándonos el fruto de tu vientre,
que con rol de mesías traerá,
costumbres que me alejen de mi muerte.