Estaba cada vez, pensando, en la vida cuando uno pasa escapando.
Escapando de ser pobre, de estar solo,
del dolor, cada uno lo hace a su modo.
A veces escapando,
corriendo hacia adelante,
buscando aturdirse mientras el cuerpo aguante.
Escapando de los padres, la pareja, los recuerdos,
la rutina, el fracaso, la derrota y los infiernos.
Le puso veneno en el durazno, y entonces lo llamó a comer.
El tipo era bruto como un asno, y la golpeaba antes y después
Ella siempre lo disimulaba, hasta que un día,
un buen día zafó.
Su madrina le armó la coartada,
y hacia la gran capital huyó.
Uh, dale darling, no podés decir que no.
Ella bailaba sobre la barra, y se cuidaba de tanto no tomar.
De las manos que parecen garras, y de las bocas que prometen de más.
Lo peor eran los jefes, en mi boliche, nena, soy el zar.
Entre todas se hizo la más fuerte, y de a poco empezó a liderar.
Uh, dale darling, no podés decir que no
Uh, dale darling, esta vez invito yo.
La chica tenía un amigo en el bar,
que siempre la escuchaba y la llevaba a su hogar.
Esa noche ella le contó su historia,
y él no entendió por qué nunca hacía memoria.
Hoy había visto a su cuñado policía
rondando en su casa, justo cuando salía.
Seguro no creyó lo que mi madrina dijo,
y el pibe contestó mientras la miraba fijo.
Que subamos a la autopista, que vayamos derecho hacia el sur.
Vemos el amanecer en la ruta,
dormimos de día en Bahía,
o en Santa Rosa, sí, por la cinco.
Si querés, podés venir conmigo, cruzaremos el desierto y más.
Sería bueno que agarrés un abrigo, y salgamos ahora mismo, ya,
Uh, dale darling, no podés decir que no
Uh, dale darling, esta vez invito yo.
Y podés bailar sobre la mesa,
cuando suene este rocanrol.
Solamente duraznos de postre, jamás te voy a decir que no.
Y podés bailar sobre la mesa,
cuando suene este rocanrol.
Solamente duraznos de postre, jamás te voy a decir que no.
Uh, darling
Uh, darling
Uh, darling
Uh, darling.