Sólo en la penumbra clara,
a contraluz,
se desarman tus palabras
hacia mi cruz.
Me estremecerás
en la madrugada,
donde los colores ya no valen nada,
y la pronunciación del amor está intacta.
En la conjugación de nuestro cuerpo
a la luz.
En estado de pausa
a la distancia,
se multiplica nuestra piel,
cede y crece.
¿Pero si el tiempo ya no pasa?
La sombra flota sola en un rincón.
¿Y si un día nos alcanza?
Miremos el ocaso de su velocidad.
A la luz,
que entera descansa,
la luz
temprano rebalsa,
la luz
entera avanza,
la luz
será nuestra arma.