Despertó en un pueblo, reencarnó en un perro.
Se asombró de su olfato y el olor de los gatos.
Poco a poco fue olvidándose quién fué,
Y entendiendo que no escapa quien no tiene
Pasado, ni futuro.
La espiral de la suerte.
Se escondió campo adentro, tras morder a su dueño.
Madrugó cual villano, tapó el sol con la mano.
Y pensó que no podía resistir,
Entendiendo que el pasado es el que dice que existe un destino,
La espiral de la suerte.
Vuelve al camino, tapa las huellas de hoy,
Que nadie sepa que hoy estuviste ahí.
Vuelve al camino escóndete de sol.