Están por llegar, espuelas para un caballo negro.
Suplicarás piedad al filo de su espada.
Clama por tu madre, regando la hierba con sangre.
Maños pequeñas curtidas por el fusil,
grandes proezas o tal vez el fin.
Moviéndose a prisa en la oscuridad,
merodea la idea de la muerte.
El grito de la sangre en vísperas del alba,
la última vez que verá la luz se huele en la tierra.
Clama por tu madre, mientras se derrite tu carne.