Luego de tres años de trabajo en estudio, la banda cordobesa Telescopios lanzó su esperado cuarto álbum, IV, una obra que consta de quince canciones donde una estética futurista enmarca una historia de altibajos emocionales y expectativas.
El disco no se limita a un conjunto de letras o declaraciones; su propuesta sonora logra transmitir una complejidad emocional a través de un estilo que se siente tanto futurista como cercano.
El álbum comienza con “Problema”, una introducción que sumerge al oyente en un universo sonoro lleno de teclados, voces y guitarras distorsionadas que generan una atmósfera distópica. Este primer tema da paso a “Superarlo”, un track con ritmo acelerado y groove, que parece ser una respuesta directa al planteo inicial, mostrando una de las primeras reacciones emocionales. El álbum continúa con “La mitad”, que, a nivel instrumental, expresa un equilibrio entre melancolía y trance nocturno, llevando la narración a un nuevo punto de reflexión.
La canción “Corriendo” incluye una referencia a Charly García y plantea la necesidad de encontrar paz en medio de un panorama complejo. Por su parte, “Nada nuevo” transmite el descontento hacia lo que aparenta ser un cambio, mientras que “No necesito” refleja una progresividad cargada de furia, interrumpida por momentos de calma que pronto son reemplazados por un beat emocionalmente intenso.
En “Ganas”, Telescopios explora un estilo lofi acelerado que toca el tema del deseo y lo pendiente, mientras que “Lo que tengo” sumerge nuevamente al oyente en la atmósfera envolvente del álbum, con una combinación de sensibilidad y energía. Esta sensación continúa en “La mañana”, una canción de fuerza e intensidad que prepara el terreno para “La misma señal”, donde la banda se pregunta: “¿Y para qué voy a arreglarlo todo? / Si de lo roto algo vas a sacar”.
El álbum se acerca a su cierre con “Cuando pierdas la cabeza”, una colaboración con Barbi Recanati que mezcla angustia y esperanza. Las canciones finales, “Una parte” y “El fin del caos”, retoman el contraste emocional entre la ruptura y el deseo de seguir adelante, mientras que “Perder cosas” ofrece una reflexión sobre cómo la pérdida puede representar una oportunidad para el crecimiento. Finalmente, el disco concluye con “Nada x algo”, dejando al oyente con una pregunta abierta sobre el desenlace de la historia.
Con IV, Telescopios consolida su sonido, una fusión de influencias pop y rock que se ha ido gestando en sus últimos trabajos y que en este cuarto álbum se traduce en una propuesta estética futurista que no pierde la capacidad de transmitir sentimientos a través de sus canciones. El próximo paso será llevar esta experiencia sonora al escenario, donde el público podrá disfrutar de este viaje musical en vivo.