Del año ‘76, abre el último disco de Invisible y fue escrita por Spinetta en uno de los momentos más oscuros de la historia argentina.
Bajo Belgrano, Buenos Aires, mediados de 1976
Publicado en 1976 como tema de apertura del álbum El jardín de los presentes, El anillo del Capitán Beto es uno de los grandes clásicos de Invisible y del rock argentino. Escrita por Luis Alberto Spinetta durante uno de los momentos más oscuros de la historia del país —el inicio de la última dictadura cívico-militar—, la canción mezcla elementos fantásticos con una profunda carga emotiva y existencial.
La letra cuenta la historia de un colectivero porteño convertido en astronauta, que atraviesa el espacio a bordo de una nave fabricada en Haedo. El Capitán Beto lleva consigo símbolos personales como una foto de Carlitos (Gardel), un banderín de River y una estampa de un santo. También riega, cada día, sus malvones. Son detalles de una vida pasada que lo conectan con su barrio, su gente y su identidad, pero que contrastan con la soledad infinita del cosmos. La nave no tiene brújula ni radio, lo que subraya su aislamiento absoluto: no hay forma de volver.
El relato se construye en dos registros: en la primera parte melódica, con un acorde inusual (do sostenido mayor con bajo en si), la voz narra en tercera persona la travesía del Capitán Beto; en la segunda parte, en fa sostenido menor, es el propio Beto quien toma la palabra para expresar su tristeza y su nostalgia. La tensión entre ambos pasajes genera un clima de introspección y extrañamiento que recorre toda la canción.
El personaje del Capitán Beto fue bautizado por Machi Rufino, bajista de la banda, quien recordó que se inspiró en un amigo de la infancia fallecido. El nombre también remite a un apodo común en la Argentina y ayudó a construir la imagen de un héroe improbable, un porteño de clase trabajadora, que carga con su historia personal en medio de una misión solitaria por el espacio. Si bien se lo emparentó al Beto Alonso, el propio Flaco confirmó que no pensó en el capitán de River para componerla.
Spinetta se inspiró para escribir el tema en la lectura de La suerte está echada y El engranaje de Jean-Paul Sartre. Ambas obras reflexionan sobre la muerte, la alienación y los dilemas existenciales del ser humano, temas que también atraviesan la letra de la canción. En palabras del propio Spinetta, Beto es un hombre que «parece más allá de la muerte», pero que descubre que ni siquiera su anillo protector puede resguardarlo de la tristeza.
Musicalmente, el tema representa una evolución en el sonido de Invisible. La incorporación del guitarrista Tomás Gubitsch en El jardín de los presentes transformó al trío original en cuarteto y abrió nuevas posibilidades de experimentación. El álbum, considerado una obra fundamental del rock argentino, marcó también el final de la banda, que se disolvería pocos meses después, a comienzos de 1977.
Con el paso del tiempo, El anillo del Capitán Beto se convirtió en una de las canciones más queridas del repertorio de Spinetta. Su mezcla de fantasía urbana, sensibilidad poética y profundidad filosófica la consolidó como una obra única, capaz de hablar tanto de lo cotidiano como de lo trascendente.
Ficha técnica
Autor: Luis Alberto Spinetta
Intérprete: Invisible
Músicos: Luis A.Spinetta (guitarras, sintetizador y voz), Carlos Alberto Machi Rufino (bajo), Héctor Pomo Lorenzo (batería), Tomás Gubitsch (guitarras).
Álbum: El jardín de los presentes
Duración: 5min 6seg
Letra
Ahí va el Capitán Beto por el espacio,
con su nave de fibra hecha en Haedo.
Ayer colectivero,
hoy amo entre los amos del aire.
Ya lleva quince años en su periplo;
su equipo es tan precario como su destino.
Sin embargo un anillo extraño
ahuyenta sus peligros en el cosmos.
Ahí va el Capitán Beto por el espacio,
la foto de Carlitos sobre el comando.
Y un banderín de River Plate
y la triste estampita de un santo.
¿Dónde está el lugar al que todos llaman cielo?
Si nadie viene hasta aquí
a cebarme unos amargos como en mi viejo umbral.
¿Por qué habré venido hasta aquí, si no puedo más de soledad?
Ya no puedo más de soledad.
Su anillo lo inmuniza contra los peligros,
pero no lo protege de la tristeza.
Surcando la galaxia del Hombre,
ahí va el Capitán Beto, el errante.
¿Dónde habrá una ciudad en la que alguien silbe un tango?
¿Dónde están, dónde están
los camiones de basura, mi vieja y el café?
Si esto sigue así como así, ni una triste sombra quedará,
ni una triste sombra quedará.
Ahí va el Capitán Beto por el espacio,
regando los malvones de su cabina.
Sin brújula y sin radio,
jamás podrá volver a la Tierra.
Tardaron muchos años hasta encontrarlo.
El anillo de Beto llevaba inscripto
un signo en el alma.