La banda de reggae local se anima a cantar en español y se renueva respetando sus orígenes en «Retorno a Yatay», su nuevo disco.
La idea del retorno es un concepto muy presente en la mitología construida alrededor del imaginario reggae y la religión rastafari: regresar a África, a Etiopía, a Zion… ¿Cuál es la tierra prometida de Yataians? Su Zion fue una casa sobre la calle Yatay en la que hicieron sus primeras armas. Esa invocación al origen es la conflagración incendiaria con la que abren el disco, apelando a un estribillo familiar al oído nacional: «Dame fuego», piden para despejar todo tipo de dudas.
Este Retorno a Yatay indica que el volver no necesariamente es derrota ni retroceso. Volver con el aprendizaje de lo vivido en el exilio, volver para ser mejores. Porque si bien están todos los elementos que los posicionaron en su momento como la gran esperanza blanca del reggae local (el walking bass de Facundo Rojo, el imbatible groove de Pipe Correa, los colchones rítmicos de Miguel Mactas y los coros originarios que tejen Ugo Tyburczy, Nicolás Gutiérrez y Guido Loustau), hay saludables novedades para destacar.
Esas armonías hijas de los tríos vocales clásicos del género brillan a lo largo del disco como es costumbre («Fever», «Night on fire»), pero esta vez se animan a dar el salto y a ejecutarlas en castellano. «Hay una gran diferencia con respecto a los anteriores, donde los temas ya estaban totalmente cerrados antes de grabar. Acá estaban en proceso. Grabamos los instrumentales en vivo y nos dimos tiempo para hacer letras en castellano, que era algo nuevo para la banda. Probamos distintas armonías y les dimos más lugar a la percusión y los vientos«, reafirma Guido, el Ernest Ranglin radicado en Chacarita.
Se los siente cómodos en el pasaje al castellano (la mencionada «Fuego» quizás sea la más lograda), evitando caer en el reggae local de autoayuda que suena en las principales radios. La presencia de los arreglos de viento le da un aire fresco al disco y se acopla a las líneas de órgano, que brilla en «Fever» con un final de Farfisa a cargo de Amaru Lazo Díaz. Ese espíritu lúdico recorre todo el álbum: se permiten jugar y transitar nuevos caminos como las introducciones souleras de «El Momento» y, sobre todo, «Dame tu amor», que parece salida de un disco de Tamla Motown modelo ’72. Retorno a Yatayes la dedicación en la búsqueda del audio de quien sabe que es largo el camino pero también que cada día es mejor para caminarlo.
Entrevista: Martín Garrido