«Canciones sencillas para entornos complejos» es el primer material de estudio de la cantante argentina. Lo integran siete tracks originales y una versión completamente diferente de «Blue Monday» (New Order).
Santó es el proyecto solista de Mariela Santoro, cantante y líder de la banda Anna. En esta faceta la artista busca mostrar canciones que nacen desde su intimidad. En la esencia de esta personalidad nueva viven la tensión entre poder y deseo, como puede verse en los distintos trazos del disco.
La composición de «Canciones sencillas para entornos complejos» comenzó a gestarse en diciembre de 2019. Tras un lapso obligado por el aislamiento social, Santó retomó el proyecto en octubre de 2020. Fue producido y grabado en el Estudio Absenta, de Javier Herrlein.
Se trata de un recorrido conceptual que parte de la característica pendular del amor, con letras sencillas que interpelan a cada situación amorosa que pudimos haber transitado alguna vez. Musicalmente, está atravesado por influencias de jazz y soul, aunque su esencia es el rock criollo.
La melodía es primordial en este disco despojado y terrenal con que la artista se da a conocer en formato solista y profundiza en charla con Rock.com.ar.
¿Cuáles son las raíces de Santó?
Si hablamos de raíces musicales, desde muy chica escucho música en inglés. Esto tiene que ver con mi fascinación por la lengua inglesa. Además de estudiar el idioma de manera privada, yo era autodidacta a través de la música. Siempre escuché bandas de afuera, más relacionadas con el rock y el pop como: U2, The Police, Depeche Mode, Incubus, Audioslave, Foo Fighters y Madonna, entre otros.
También me gusta escuchar cantantes líricas y del jazz. Mi favorita de todos los tiempos es Nancy Wilson. De más grande, a partir de los 20, empecé a escuchar grupos de acá y fui conectando más con otra lírica; otro mensaje, sobre todo de artistas mujeres. Fue un viaje musical increíble y sin retorno. De todas ellas aprendí mucho y me marcaron a fuego. Como siempre digo: uno es lo que escucha.
¿Cuándo sentiste que era el momento indicado de trasladar esas siete canciones al estudio?
Los años te van dando cada vez más seguridad. Yo vengo desde el 2015 y sin interrupciones al frente de ANNA, mi banda de rock. Ese millaje musical te forma, te da confianza en vos misma y sentís que todo es posible.
Lo cierto es que las canciones solistas ya existían, pero solo para mí. Así que la necesidad pasaba por mostrar una arista vocal e interpretativa diferente, sumada a que ciertas personas me incentivaron para hacerlo y tuvo como resultado decidirme a invertir tiempo y plata en este proyecto solista. Fue la mejor decisión que tomé en los últimos tiempos.
¿Por qué la decisión de incorporar una versión de «Blue Monday»?
Primero porque me parece una canción maravillosa, y la letra encajaba justo para cerrar el mensaje de todo el disco. Si escuchan mi versión, es totalmente distinta a la original. Lo cierto es que recordaba una escena de la película «24 Hour Party People» dedicada a la muerte de Ian Curtis. Ahí se muestra a los músicos que formarían New Order tocando una versión casi acústica y bastante pelada de Blue Monday. Eso fue un gran disparador porque agarré mi guitarra, la empecé a tocar con un tempo bastante tenebroso y la canté con una intención para nada bailable.
Estoy súper conforme de cómo quedó. Es una versión sin batería, con sintes, teclados, guitarras acústicas y un arreglo de voces que acompaña el espíritu que quise transmitir.
¿Quiénes ayudaron a completar y plasmar la idea?
Si bien tenía todo bastante cocinado cuando llegó el momento de grabar, el trabajo en el Estudio Absenta fue fundamental. Conformamos un equipo de trabajo con Javier Herrlein, que además de la grabación y mezcla, tocó la batería y el cajón peruano. Pablo Ignatti aportó en teclado; y Fernando Veivide en guitarra y bajo.
Fue mágico lo que sucedió. Entendieron perfectamente lo que quería para cada canción, y eso es extraordinario porque nosotros no formamos partes de una banda fija en la que desarrollamos un estilo o metodología de trabajo diario. Empezamos y todo fluyó con una naturalidad increíble. Para mí fue una tranquilidad ver que mis canciones iban tomando el rumbo que había soñado. Lo cierto es que no sabía si iba a funcionar y no solo funcionó, sino que superó todas mis expectativas.
¿A qué le llamás «Entornos complejos»?
Qué buena pregunta. Según mi concepción, y el sentido que quise darle al nombre del álbum, los «entornos complejos» son situaciones, vivencias, experiencias y momentos de alto contenido emocional. Quise condensar el conjunto de características de un tiempo; de un lugar en la vida de cada persona que desencadena en un pico de máxima felicidad o máxima destrucción, o máxima reacción. Con el título «Canciones sencillas para entornos complejos» quise anticipar eso: desde una prosa simple y cotidiana se pueden describir momentos extremos de nuestra vida.
¿Tres palabras que representen este primer álbum?
Íntimo. Variado. Auténtico.
¿Qué se viene para este 2021?
A pesar de todo el contexto, yo no dejo de planificar. Por ahora, soñar no tiene restricciones ni protocolo. Lo más inmediato es la filmación a principios de mayo del video oficial de «Invierno», una canción que eligió la gente. Gustó mucho y tiene un estribillo pegadizo donde menciono al genio indiscutible: Daniel Melero, cuya obra fue de gran inspiración para mi disco.