La Mississippi lanzó presenta «Criollo», un material que contiene diez canciones nuevas compiladas en un disco rodante.
«Criollo» es el resultado de la composición durante y después de las giras y de las ideas en las pruebas de sonido que fueron surgiendo en los viajes alrededor de todo el país. A su vez, las canciones se fueron curando durante los shows de la banda, logrando una fuerte aceptación del público seguidor del quinteto. El material fue grabado y mezclado en Estudios Romaphonic. La masterización, en tanto, tuvo lugar en los Estudios PM, y designaron como ingeniero de grabación, mezcla y mastering al prestigioso Mariano Bilinkis.
Mencionaste que las composiciones de este último material nacieron de los viajes que hiciste.
Ricardo Tapia: Generalmente, cuando los grupos van a componer se toman un tiempo y eso te corta la gira. Nosotros el año pasado tuvimos mucho trabajo, entonces en vez de parar componer preferimos que la gira fuera parte de la misma. Tenemos treinta años juntos y a esa edad una sala de ensayo significa muy poco. De hecho, los plomos viven más ahí que nosotros porque estamos todo el tiempo de gira.
En el periodo en que vamos y venimos usamos un espacio poco común para componer, que es la prueba de sonido. Entonces en vez de hacer un tema clásico, vemos el lugar donde vamos a tocar, nos ponemos un grabador y empezamos a zapar. De ahí salen temas.
En los viajes a veces uno agarra el instrumento y graba algo. O también cuando estamos en el hotel. Cada lugar y cada momento del año es diferente para componer. Todo tiene que ver con el tiempo que te tomás para hacerlo durante el camino y es totalmente diferente a estar quieto. Yo soy medio quinético y no puedo escribir sentado.
Me gusta más la espada contra la pared. Pensar que me quedan tres días para terminar un disco e imponerme horarios. De hecho hubo bases que grabamos y que no tuvieron letra hasta dos días después.
¿Cómo cuál?
Ricardo: Me pasó con un tema “Promesas del ayer”, que hice la base y cuando la empezamos a tocar me despertó la idea de cómo cantarla, pero no tenía la letra. Esa misma noche tocamos en el Club Tucumán y vino una persona que dijo conocer a Gustavo Ginoi. Él le dijo una frase genial que refería a que ese tipo del que hablaba ya no existía y que no se acordaba. En ese momento entendimos que de eso tenía que tratar la canción.
El tema de la composición la tomamos de una forma gestáltica, al estilo psicoanalítico, porque laburamos de una manera grupal en la que no sabemos lo que va a hacer el otro pero dejamos que lo haga. Son muchos años juntos, entonces yo no le puedo decir al bajista qué es lo que tiene que tocar ni él me lo dice a mí, tampoco. Con los años pienso que tiene que ver con lo que compartís. La educación, la forma de vida y hasta los gustos por la comida o la lectura son parte de una generación.
¿Son de compartir el día a día?
Ricardo: No. Cada tanto nos comemos un asadito en la sala, pero el secreto de vivir muchos años con una banda es no trasladarlo a tu familia. Nuestras esposas no comen juntas ni nos vamos de vacaciones juntos.
El grupo es algo que compartimos los del grupo, en nuestro club privado de música. Nos llevamos todos bien, tenemos hijos y nietos en la banda, pero tenemos una distancia agradable para no molestarnos. Está buenísimo que tengamos eso porque disfrutamos las pocas veces que nos juntamos para asados o ese tipo de cosas.
La grabación de este material se dividió en cuatro etapas. ¿Por qué?
Ricardo: En realidad, lo que queríamos primero era ir sacando temas para que la gente los conociera. Que no era ninguna locura sino que estaba dentro del quinteto, pero que tenía algunas cosas subidas de tiempo y era un poco más eléctrico.
No queríamos grabar todo de un saque porque no íbamos a poder disfrutar de ir y venir. Entonces las cuatro veces fueron dentro de la gira, con espacios de dos meses cada una. Llegamos a la última etapa y empezamos a preguntarnos algunas cosas. Por ejemplo, cuando microfoneábamos todo grabamos juntos al estilo Beatle. Para Mariano era un reto porque siempre laburó con bandas que pre-graban mucho.
Colocamos diferentes familias de micrófonos para cada cosa, como diferentes puntos de vista. Cuando escuchamos los RCA, nos encantó el audio viejo y a la vez un toque moderno. Entonces nos propusimos anular los otros e ir por ese lado. De esta manera el disco tuvo una primera etapa y una segunda de otros micrófonos.
¿Tuvieron que hacerlo de nuevo?
Ricardo: Re-mezclamos de nuevo algunas cosas que nos gustaron y otras alteramos. Lo interesante fue la búsqueda de la experimentación y Mariano se prestó a eso.
¿Lo aplicaron en este disco particularmente?
Ricardo: Lo habíamos hecho en «Inoxidables», porque en «Búfalo» era una grabación directa. La calidad de micrófonos que tenía no era la misma que en este disco. Son como diferentes colores hacia el mismo lado. Es interesante porque tiene que ver con lo filosófico del sonido y con lo que uno siente con el audio.
Es una manera de refrescar a la banda.
Ricardo: Hace que te guste lo que hacés porque cuando sacaste muchos discos y laburaste tanto tiempo, es muy difícil grabar uno. Todos los músicos hablan siempre de lo mismo: del amor, de la vida y la muerte. No hay otra cosa, entonces tenés que ponerte a pensar bien hacia dónde vas y qué querés mostrar.
Este disco es simple en el sentido que resumimos y tratamos de no dejar hilos sueltos con los instrumentos. O sea, tocar de la forma más clara y posible. Volver al gusto de hacer un acorde y que suene limpio. Tiene una canción que se llama “Cuando el corazón te guía”, que está en el medio y de la que hicimos un video.
¿Cómo te sentís como actor dentro de una de tus historias?
Ricardo: Mostré un poco lo que había hecho con la tapa. Viniendo de Córdoba, en la combi,terminé de escribir la última canción que es “Los caminos”. Estaban todos durmiendo porque eran las 4 de la mañana y con este teléfono me puse al lado del chofer y saqué una foto del camino. Después lo imprimí en papel y lo dibujé con lápices de colores para dárselo al que hace la tapa.
Laburar de una forma integral en el disco está bueno porque entendés hacia dónde va. Por eso también es válido buscar una filosofía antes de empezar a grabar. Cuando hicimos “Cuando el corazón te guía” la idea era hacer una canción que no se excediera en nada.
Salió un video muy interesante de esa idea.
Ricardo: Sí, empezamos a pensar a quién mostraríamos que le guste lo que hace, que le cuesta lo que hace, pero que no dejaría nunca de hacerlo. Así llegamos a las hilanderas de Jujuy, que son gente que lleva toda esa cultura hace mil años y son una transferencia manual y oral. Lo hacen con amor y con las manos. Eso lo unimos con lo que hacen nuestras manos también, que es cocinar, pintar y cómo uno vive fuera del escenario.
Me gusta mostrar que hay gente que hace cosas fuera de lo que ven diariamente en las ciudades, donde todos son servicios y nada de creatividad.
También buscamos salir un poco de estereotipo del Blues y del rock en que la chica tiene que estar en shorcitos y bailando en un night club.
¿Hubo algún viaje que te haya flasheado más que otro?
Ricardo: Mucho de lo que compuse la primera vez que fui a España está en “Amor y paz” y en “Búfalo”. Fueron cosas que fuimos escribiendo en el camino con Claudio Cannavo. Él siempre tiene una explosión de ideas y me las tira y yo después escribo. Lo combinamos con comida y, por ejemplo, mañana que tenemos ensayo me toca llevar un vacío.
De ahí saldrán dos o tres temas nuevos.
Ricardo: Va a salir la idea del nuevo video del tema “Cuando vos no estás”. Me parece que los viajes son importantes y uno se da cuenta del alcance. Fue muy emocionante cuando estuvimos en Chile hace un tiempo porque había gente que nos escuchaba desde hace veinticinco años y que vino con sus hijos a que firmáramos los discos. Un muchacho me dijo que en la época donde era tan duro vivir allá, se refugió en el rock argentino y en nuestras canciones.
En ese entonces hicimos un show de 35 temas y el teatro de Santiago estaba explotado. Fueron dos noches increíbles y esas cosas hacen que a uno le crezcan ideas en la cabeza. Por eso lo músicos tienen que viajar y respetar el factor tiempo porque nada se hace con poco. Creo que el mayor pecado de los artistas actuales es querer todo ya. Hay que tener mucha paciencia y lograr conjugar muchas cosas para que, en primera instancia, vos seas feliz con lo que haces. Ser músico en Argentina es caro porque hay que pagar un productor, un prensa, una sala y trabajar mucho. Eso es lo que los pibes tienen que adquirir.
Si tuvieras que tomar uno de tus discos para poner ahora ¿Cuál sería y por qué?
Ricardo: Hay un disco muy interesante que se llama “Amor y paz”, que fue el último que hicimos con los vientos y donde fui metiendo cosas que nadie se dio cuenta. Fui trabajando cada una de las canciones y es un homenaje a mis músicos preferidos. Nunca se lo dije a nadie. «Amor y paz» es una canción dedicada a Marvin Gaye, que es mi cantante de sould preferido. Hay un tema que se llama “Demasiado” que va dedicada a los Allman Brothers. Si bien la compuse con otro, traté de llevarla hacia el lado que quería. “Panza arriba” está basada en Grateful Dead, que es mi banda Hippie de los ´70s. Entonces a cada una le di un perfil diferente y cada una tiene un color.
Pese a lo complejo que era, fue muy fluido y salió muy fácil. Tenía un aura de disco de oro desde el comienzo porque tenía esa cosa positiva y te llevaba por un camino auditivo muy interesante. Usamos los vientos de una manera totalmente diferente a otros discos en que era más invasivos.
«Criollo» también es un disco que me gusta mucho porque es simple. Tiene diez canciones, yo disfruto tocando en todas, y son puntuales. Buscamos lograr algo que fuera interesante, sin efectismo, y rockero para poder escuchar en el auto, viajar y disfrutarlo.
Mencionaron que «Criollo» se fue curando en el transcurso de los shows.
Ricardo: Nosotros fuimos presentando de a poco algunos materiales y entendiendo qué era lo que hacíamos mal o lo que le faltaba a la canción. Siempre hablamos de la picardía y consideramos que el tema tenía que tenerla. De nada sirve tocar bien si no vas hacia un lado. Nosotros vamos mejorando con cada tocada antes de grabar, entonces los vamos curando de a poquito.
¿Por qué considerás que la gente los sigue eligiendo?
Ricardo: Yo creo que existe la confianza de que haremos algo que no estará dentro de lo común y que no vamos a usar estereotipos. A todo artista lo unifica la educación con su público, a nivel cultural y generacional. Nosotros compartimos la confianza de saber que vamos a seguir una línea de pensamientos amplia, pero que no los va a defraudar. De hecho, si a algún fan no le gustó un tema del disco te lo dice, pero no por eso te crucifica.
¿Varían las listas entre un show y otro?
Ricardo: En general le damos un formato diferente a la presentación de un disco porque trato de incluirlo dentro de la lista de temas. No pongo todo el material nuevo, sino que lo incorporo cada tres temas. De esa manera la gente escucha cómo se mezclan con los clásicos y ya los siente como propios. Yo hago para cada shows una lista. De hecho somos un poco maniáticos porque tenemos un excel con todos los shows desde hace veinticinco años. Eso está bueno porque cuando vuelvo a una ciudad veo qué lista hice y la diferencia que hay que hacer. Somos nuestros propios manager, así que guardamos una planilla de todo y es un buen método para controlar.