RC es como Rubén Amadeo Capizzano nombró a su proyecto solista. La idea surgió a fines de 2015 a partir de un puñado de composiciones y la inquietud de adentrarse en el mundo independiente.
El primer trabajo discográfico de Rubén Amadeo Capizzano fue grabado en El Átomo, Calipso y Romaphonic, entre Noviembre de 2016 y Septiembre de 2017 bajo la producción artística de Martín Sanabria (A.K.A Bredda) y el propio RC. A su vez, la la masterización estuvo a cargo del prestigioso ingeniero de sonido Eduardo «Edu» Pereyra en Romaphonic.
«Cowboy de ciudad» cuenta con 11 temas propios y una versión de “Fuiste mía un verano”, perteneciente al cantante y compositor Leonardo Favio, que invita al público a teletransportarse junto al artista a un momento especial de su infancia.
Otro de los condimentos que terminan de darle un cierre atemporal a esta primera propuesta, es el Tango bautizado bajo el nombre “Cocó”.
La columna vertebral de este álbum es el rock y el pop; y la fecha elegida para su lanzamiento oficial el 11 de diciembre de 2017. Previo a ello, el primer corte de difusión “Beso amargo” estrenó su video clip oficial a través de las plataformas virtuales.
¿Cuándo y cómo inició el proyecto?
Rubén: La idea surgió a fines de 2015 y comienzos de 2016. Yo ya tenía un puñado de canciones más íntimas y la inquietud de hacer un disco solista. Cuando se dio el parate con la banda anterior me decidí concretarlo. A su vez, me tuve que poner a componer para completar un número de temas considerables.
¿Había un concepto que uniera estas composiciones?
Rubén: Todo partió del concepto de tratar de unir ritmos viejos u olvidados con un sonido más actual y fresco. Después se sumó la idea de este personaje del Cowboy que me ayudó a cerrar la intención del disco.
¿Por qué elegiste incluir un cover de Leonardo Favio?
Rubén: El disco tiene esas dos particularidades, que son el cover de Leonardo Favio y un tango que compuse yo. La elección en particular de la canción “Fuiste mía un verano” tiene que ver con que escuché al artista por mi papá y, ya que también había hecho un tango, me pareció una linda manera de cerrar el concepto. Realmente es un músico que me gusta y me transporta a una época pasada. Además tiene como esa magia de hacer canciones bastante simples y que lo conozca todo el mundo.
Decidiste grabarlo en Romaphonic.
Rubén: Cuando empecé a trabajar con el productor ya había hecho los demos de todas las canciones en mi casa y las llevé bastante cerradas. Obviamente tuvimos algunas idas y vueltas, pero tratamos de que las canciones se amigaran lo más posible y una vez que supimos cuáles eran las que íbamos a grabar empezamos a barajar opciones con respecto a los estudios. Romaphonic salió por recomendación de él. No sólo porque es conocido, sino también porque está súper equipado.
Por mi parte, pensé que si iba a sacar mi primer disco tenía que tratar de hacerlo en las mejores condiciones posibles. Romaphonic tenía eso y más. Como lo primero en la lista era grabar era la batería, el sonido que resultó del lugar fue tremendo.
¿Quién te acompañó en los instrumentos?
Rubén: Algo que me pasó en el disco fue que estuve involucrado en todo. Terminé decidiendo desde la tapa, la música y los créditos hasta lo que filmamos. De todas maneras tenía que delegar para no volverme loco. Entonces de a poquito se fue armando un equipo de laburo y el que estuvo más cerca fue el productor, Martín; que a su vez trajo a Octavio, el baterista sesionista.
Mi profesora de canto, Eleorona, cumplió una función más de coach y estuvo en todas las sesiones de voces. Me ayudó y orientó a encontrarle la onda a los temas. Eso en lo que respecta a la creación del disco.
Por otro lado, mi amiga Sabrina estuvo a cargo de toda la documentación y filmación del proceso de grabación que saldrá más adelante a través de un documental.
¿Y en lo que respecta al vivo?
Rubén: Obviamente hay que tocarlo y, por más que sea un solista, necesito una banda para hacerlo. Cuando lo empecé a grabar me reuní con Daiana Hegoburu y Jacqueline Caballero, que son dos chicas que conocí a través de un proyecto que reunió a varios músicos con el fin de tocar unos temas de Soda Stereo y Cerati. La realidad es que pegamos buena onda y no sólo les conté que estaba en proceso de grabar el disco, sino que además les dije que quería armar una banda para salir a tocar. En ese momento se coparon con el proyecto y hoy puedo afirmar que será mi banda cuando llegue el momento de presentarme en vivo.
¿Qué buscaste plasmar en el video del primer corte “Beso amargo”?
Rubén: Cuando empecé a cerrar el disco todavía no tenía bien en claro cuál podía llegar a ser el corte. Tampoco quería caer en la típica de elegir el tema que le da el nombre al disco. Lo que percibí fue que cuando estábamos mezclando, o alguno de los chicos del equipo escuchaba la canción les sonaba pegadiza. A medida que se fue transformando yo también me convencí de eso y decidimos que fuera el corte.
Respecto al video, hoy no sé si la gente quiere ver a una banda tocando porque está cada vez más pasado de moda. Tampoco me gustaba la idea de forzar las cosas y hacer un video completamente actuado. En este caso buscamos representar una declaración de sensaciones y con Martín, que fue quien dirigió el video, nos pareció una idea copada transmitirla con imágenes.
¿Ya tienen fecha estimada de presentación?
Rubén: La presentación oficial va a ser en marzo y estamos cerrando entre dos o tres lugares. Ese día la gente también lo va a poder comprar en el show y va a ser el despliegue formal de la banda en vivo. Obviamente subirán al escenario algunos de los invitados que ayudaron en el proceso de grabación.