Tras impasse indefinido de Superchería, el músico que supo ser una de las voces cantantes del grupo presenta su primer disco, “Eólico”, un muestrario de canciones acústicas, con un perfil solitario.
“No fueron planeadas para tocar con un grupo sino para defenderse con una guitarra y voz –explica Pira Bastourre sobre las canciones del álbum-. Aunque, inevitablemente, mi entusiasmo como productor quiso desarrollarlas y llevar su potencial un poco más allá, y terminé sumando instrumentos. En definitiva, hay batería, bajo, teclados y más en todos los temas, casi todo interpretado o elaborado por mí. Pero sí estuvo planeado que este disco me diera la posibilidad de interpretarlo en vivo tanto en formato banda como solista”.
¿De qué hablan las canciones de “Eólico”?
Por un lado, tienen un imaginario muy plantado en la naturaleza. Sucede que, sin pensarlo mucho pero puntualmente, la palabra “viento” aparece en casi todas las canciones. La lluvia, el fuego, los árboles. A su vez, casi todo este disco fue escrito durante el primer año de pandemia, adentro de un departamento y hay como una consideración general en el pasado-presente-futuro: qué hice, a dónde voy a ir, o a dónde vamos a ir. Tal vez la situación me llevaba a tener que armarme de canciones optimistas o reflexivas ante un momento difícil a nivel emocional. En definitiva, creo que hay un mensaje en las letras, y entre líneas, a lo largo del álbum: confiar en que la fuerza del viento, de la naturaleza, si la dejamos, nos empuje hacia el futuro.
¿Cuándo sentiste que estabas preparado para entrar a grabar un álbum solista luego del parate de Superchería?
Inmediatamente e inevitablemente, después de la decisión del parate ya estaba componiendo canciones. Fue al comienzo de la pandemia, y todo indicaba que era el momento ideal, ya que Jerry, nuestro baterista, había decidido dejar el grupo a fines de 2019, teníamos un disco por salir, que terminó siendo en 2020, con todos guardados y sin poder tocarlo en vivo. Si bien “Encontremos el tiempo” nos gustó mucho como álbum, el grupo no estaba en su mejor etapa y decidimos frenar. Veremos cuándo volveremos. Pero yo estaba con muchas ganas de seguir haciendo música y fue una situación propicia para bucear en facetas mías que no había desarrollado mucho.
¿Cómo fue el proceso de producción del disco?
Me lo planteé con mucha libertad desde lo compositivo, en pensar y decidir los arreglos. Tuve mucho tiempo para crear y decidir qué era mejor para cada canción. Cuando empecé, que fue a mediados de 2020, no todas las canciones estaban compuestas, así que mientras arreglaba unas, componía otras y todo fue parte de un recorrido intuitivo, aunque con una dirección definida. Empecé usando los elementos a disposición: guitarra acústica, un teclado midi y mi computadora, en la cual tenía un programa de grabación y podía crear bases, sonidos, desarrollar maquetas de los temas. Luego, cuando tuve la posibilidad de ampliar el asunto, fui a un estudio de grabación y reemplacé los audios por grabaciones de mayor calidad, pero se respetó en un 90 por ciento lo producido en casa. En cuanto a la grabación, tuve la oportunidad de grabar en dos estudios muy importantes: La mitad del álbum fue hecha en el estudio 3 de Abbey Road, en 2022. Un sueño hecho realidad, cuando entré me temblaba todo, para mí, que soy fanático de los Beatles, fue muy groso, no solo pisar el estudio si no grabar mi música ahí. Y cuando tuve que completar el álbum, decidí que la otra mitad tenía que ser grabada en un estudio tan legendario como el otro, y por eso elegí ION, otro lugar con una magia e historia increíble, por el cual pasaron todos mis héroes locales. El resto de las grabaciones se hicieron en Bombay Estudio, del ingeniero de grabación Damián “Pollo” Poliak, ex bajista de Superche y amigo mío de toda la vida, quién además me acompañó en todo el proceso de grabación, a distancia con lo todo lo de Abbey Road y acá grabó lo de ION y masterizó todo el álbum. Todo esto lo hice acompañado por grandes amigos y mucha gente querida que hicieron que esta odisea fuese posible.
¿Qué cosas te permitís como solista que antes no podías?
En cuanto al disco nuevo, decidí de forma completamente caprichosa ser el productor artístico y grabar todos los instrumentos, con excepción de los que no domino muy bien, como la batería y el piano. Además, grabaron y participaron algunos amigos por cuestiones circunstanciales o porque quería que estén. Eso fue un gusto que me di, ya que en un grupo como Superchería todo era diferente, tomé las decisiones que quise y me habilitó a compartir a mi gusto con más personas. Lo mismo con respecto al arte de tapa o videos, o para tocar en vivo, que tengo a disposición tanto la opción de un formato solista como de un grupo, que hasta puede ir cambiando según la situación. Por ejemplo, tengo planes de tocarlo afuera del país, pero trasladar a un grupo es costoso, al menos en esta instancia inicial, entonces puedo contar con músicos locales o presentarme solo, según el show que sea.
¿Cómo tomás el desafío de volver a arrancar de cero?
Como algo natural. Varias veces arranqué proyectos desde cero y este es uno más, aunque me agarra con toda la experiencia vivida con Superchería y eso lo aprovecho. Realmente me entusiasma el desafío de bancar la parada en formato solista, ver cómo reciben estas nuevas canciones, y con ganas de más, de crecer y seguir haciendo música.
¿Qué planes se vienen por delante para fin de año y el verano?
Hay planes de editar un tema que quedó fuera del disco en diciembre, pero veremos. En el verano, hay planes de tocar por la costa en enero y girar por Europa en febrero y principios de marzo. Luego, ya de regreso, presentación en Buenos Aires y planes de girar por más ciudades del país y el exterior.
