Vicentico se siente un artista popular, aunque admite que es inclasificable. El ex Fabulosos Cadillacs tocará éste sábado en Salón Metropolitano de Rosario. La entrevista de Pedro Squillaci, para La Capital.
Canta como desganado, tanto que hasta alimentó a los imitadores de turno. Pero el color de su voz le dio identidad, una palabra a la que no le gusta atarse demasiado. “No tengo raíces”, afirma convencido y no es casualidad que el disco que venga a presentar se llame “Los pájaros”. El lugar elegido será el salón Metropolitano, en el Alto Rosario, el próximo sábado, a las 22. La invitación es para todos, porque Vicentico puede cantar desganado, pero no canta para guetos. O como él mismo confesó: “Intento ser popular”.
—¿”Los pájaros” marca el cierre de tu primera etapa como solista?
—No, digamos, en algún momento dije algo por el estilo, pero no es tan puntual tampoco. En un momento lo pensé de esa manera, pero esto también puede cambiar hoy mismo (sonríe).
—La palabra inclasificable define a tu estilo. ¿Creés que el rock argentino cada vez es más inclasificable?
—Puede ser, sí. En realidad, salvo cosas muy puntuales todo es medio inclasificable. Y en un punto está bien que sea así para que todos se puedan mover para cualquier lado, sin ningún tipo de freno, ni de nada. A mí la verdad es que, me clasifiquen o no, no tengo más opción que hacer lo que me sale.
—¿Estás en contra de los guetos rockeros?
—En contra de cualquier clase de cosa que encierre. Cada artista es diferente, y hay gente que a lo mejor le sirve mucho formar parte de algo muy cerrado y dentro de eso hace maravillas. A mí no me sirve mucho encerrarme en una idea y trabajar solo desde ahí. Prefiero sentirme más suelto y moverme por donde tengo ganas.
—¿Te sentís popular?
—Sí, me siento repopular. Si lo tendría que decir de un modo superamplio, es eso. Cuando me refiero a artista popular, me acuerdo del colegio y que me enseñaban que la división era entre música culta y música popular. La música culta son los tipos virtuosos que estudian toda su vida y hacen de eso un arte, y después estamos nosotros que no estudiamos nada y sólo hacemos canciones simples, sea rock o pop, eso es popular, aprender de lo cotidiano, del barrio, de la calle. A veces lo que hago se encuentra más con el gusto de alguna gente y hay veces que no. Depende de la suerte y cómo son las olas de la vida.
—¿Tu estilo de voz ya es un sello de identidad?
—Lo que en algún momento fue medio plomo y torturante para mí, porque no tengo una voz supergrossa ni soy un cantante virtuoso, con el tiempo se transformó en algo, como todos los defectos de las personas. Hay momentos en que un tipo sufre con su nariz y de repente es lo que más pega. ¿Dí un ejemplo repelotudo, no? Pero bueno, es lo que tengo, no es una gran virtud, pero vine con eso.
La vuelta de los vasos vacíos
El retorno de los Fabulosos Cadillacs es un tema obligado cada vez que habla Vicentico. Sobre todo después de que grabaron “La parte de adelante” en “Calamaro querido”, el disco homenaje a Andrés Calamaro que reunió celebridades del rock nacional y otras figuras latinas. “La puerta que se abrió para que se reunieran los Cadillacs nunca estuvo cerrada. Lo que sucedió después de lo de Andrés fue que entramos un ratito a ese cuarto, que estaba con la puerta abierta, y ahora volvimos a salir. Pero ese cuarto está vacío y podemos volver a entrar cuando tengamos ganas”.
“Los Cadillacs son una banda de verdad y muy especial. Siempre lo fuimos y nos manejamos de un modo diferente a lo que es usualmente. Cuando dejamos de tocar jamás hicimos una gira de despedida ni lucramos con eso. Cuando volvamos será igual, todo dependerá de que los nueve tengamos ganas de volver”, amplió.
De todos modos, Vicentico dijo que le da “un poco de miedo” decir que “siempre” será un Fabuloso Cadillac: “Soy una especie de fan de la banda y a todos nos pasa lo mismo, volvimos a revalorizar lo que hacíamos. Eramos un grupo de trabajo, con mucha amistad, delirio, diversión y mucha profundidad también. Y esa fue mi escuela, ahí aprendí todo, en un punto sí soy eso (un cadillac), pero tan cerrado como para decir siempre seré eso, me da un poquito de miedo”.