Nu metal, pop, voces femeninas y el apoyo de Zeta, Catupecu y Cabezones los convirtieron en la primera revelación del rock 2003. La entrevista de Guillermo Boerr, para el Sí de Clarín.
Aunque las que llevan la voz cantante son Gisela y Karen, Juan (batería), Gustavo (bajo) y Pato (batería) no cumplen el silencioso rol de «los músicos»: los cinco hablan como los sobrinos de Popeye, completando las frases del otro. No solo son una banda nueva entusiasmada por sus primeras entrevistas: son también cinco amigos que se conocen desde los tres años y hasta fueron compañeros de escuela. Su nü -rock es una combinación que va de Linkin Park (bases hard y melodías ultrapop) a No Doubt y Alanis Morissette (el aderezo de las voces femeninas).
—¿Son conscientes de que muchos les prestan atención más por quienes hablan de la banda, que por su música?
—Tuvimos mucha ayuda, más allá de que nos estemos rompiendo el culo. Por un lado, es re-gratificante abrir el Sí! y que un músico que admirás diga «Banda revelación: Oisin». Por otro lado, cada vez que salimos a tocar hay que salir a defender eso. Es como una presión, pero bien: un empuje. Eso es lo que nos hace subir al escenario a romperle la cabeza a todos.
—¿Cómo grabaron un disco tan rápido?
—Presentamos el demo en Sony justo cuando Zeta estaba armando lo de Proyecto Under. Hace dos años que trabajamos con él: nos eligió para el compilado de pop y produjo nuestro primer disco, Algo que me saque del mal, que sale en febrero.
—¿Cómo se dio lo de Zeta?
Básicamente, no paramos de tocar, y cada vez que tocábamos, lo llamábamos: le quemamos la cabeza. Entre fecha y fecha, veía que mejorábamos. En una época, ensayábamos todos los días.
—¿Vivieron con naturalidad el paso de la música como un hobby a una profesión?
—Nos obligó a quemar etapas rápido. A los 18, nos juntábamos a tocar; a los 21, tenemos un disco producido por Zeta, un tipo muy experimentado. Estuvimos encerrados como dos meses con él.
—Son cinco: tres músicos y las dos cantantes. ¿Cómo encaran la composición?
—Por ahí nosotras traemos un melodía re-pop y los chicos tenían una base re-rock. Ellos dicen «chicas, cambien esto un poco», y nosotras «¡No lo cambio ni loca!». Y ahí está la riqueza de la banda: canciones fuertes con melodías suaves.