Marilina Bertoldi irrumpió con fuerza en la escena, desafiando tabúes. Sus conciertos son campos de batalla donde reina la libertad. Con su álbum «Mojigata» traspasó fronteras y obtuvo reconocimientos, incluyendo el premio Gardel de Oro, sin renunciar a sus principios y valores.
«Yo soy sapo de otro pozo en el rock», afirmó, al reconocer que es una industria liderada por hombres. «No fue fácil, pero a mí por suerte nunca me importó mucho lo que dijeran los hombres. Rara vez valoraron mi opinión en el ambiente, por lo cual, yo nunca escuché la opinión de ellos tampoco. Es inevitable que cambie el rock al tocarlo, admiro a gente distinta a la que admiran ellos y mis objetivos son completamente distintos. Me siento bien con eso y creo que es lo que el rock necesitaba».
En cuanto a la responsabilidad de ser un referente feminista y LGTBIQ+ ante sus seguidores, en esta entrevista de Meri Velasco publicada en Zona de Obras Marilina mencionó: «Por suerte en términos de composición nunca me sentí limitada ni bloqueada, insisto, es mi lugar intacto al que nadie puede entrar. La responsabilidad la sentí en un momento y me hizo armarme mejor a mí misma, trabajar una seguridad y amor propio que no tenía muy sólido».
Con «Mojigata» superó una etapa
«Mi disco es en el que dejo atrás esa época más ‘mojigata’ justamente. Era lo que me estaba quitando la confianza que requería estar donde estaba, hacer lo que quería hacer. Con Mojigata me saqué cadenas, soy otra persona, por primera vez en mi vida estoy sintiendo amor propio y creo que esto va a evolucionar hacia una artista distinta, con más luz. Mi etapa oscura parece haber quedado atrás, veremos».
Pesa todo esto, Marilina cree que no hay censura. Con respecto a la visibilidad de relaciones sexoafectivas lésbicas y del colectivo, «creo que el mundo todavía no está listo para tener artistas de la comunidad en lugares de visibilidad. Sin dudas ha habido un avance grande en muchos sentidos, pero falta tanto que mejor ni quiero ahondar porque me deprime el tema».
¿Y cómo se lleva con la fama? «No tengo una fama abrumadora, tengo un punto bastante perfecto de fama (se ríe). El justo para mí. Los momentos en los que he tenido más exposición por debates puntuales que se han dado, fueron divertidísimos porque tuve la oportunidad de hablar de cosas que me parecen súper urgentes, pero al final del día no me da la energía para estar batallando en esas trincheras día y noche».
Su gira por España
«Hacía rato que quería ir a otros países a empezar de cero», reconoció. Con «Mojigata» giró por todo el país y también llegó a España, un territorio hasta ahora desconocido. Y esos nuevos desafíos son los que la seducen. «Es espectacular, me siento viva. Hago una música que definitivamente no existe en España, es un placer ver la expresión de sorpresa de quienes me van a ver y no me conocen. Siento que traje aire fresco, me agradecen y me miran como si fuera un extraterrestre, es muy motivador».