Los pioneros y máximos exponentes del punk en nuestro país cumplen un cuarto de siglo y lo festejan con una gira latinoamericana y nuevo disco.
Los Violadores están de gira festejando sus primeros 25 años de vida. Durante su escala en San Luis, Pil Trafa mira hacia atrás y deja su balance y reflexiones.
Un cuarto de siglo de trayectoria… cómo analizás tantos años de ruta?
– Mucho sacrificio, mucha vocación por esto. El gustarnos tanto el rock como nos gusta, inspiración, también talento… Suena petulante, pero bueno también lo hay. Como hubo desaciertos, también tendremos nuestro mérito, tratando día a día sonar mejor. Por ejemplo ya tenemos compuesto el nuevo álbum, que va a ser contundente. Desde «Mercado Indio» que no sacábamos un disco así.
Tuvieron un comienzo difícil, luchando contra la Dictadura. Y distintos medios recordaron los 30 años del Golpe con canciones de ustedes…
– Sí, tributos que mostraban muchas canciones de los Violadores, como Represión. Tuve oportunidad de hacer notas por el aniversario y también de verlos. Bueno, pasó ese momento por suerte… fue duro vivirlo, pero lo importante es poder contarlo: algunos no pudieron hacerlo. Dentro de la fase musical, nos vimos reprimidos por arrestos, no había libertades individuales, no había nada. Era una época parecida al medioevo, en la cual Violadores resistió.
Luego de éstos 25 años, musicalmente, ¿han mantenido la raíz de los comienzos o se han ido adaptando a estos tiempos?
– El disco solista mío del 2004 suena a Violadores. El disco que vamos a sacar ahora suena a Violadores. Con retoques, con otras cositas, pero suena a Violadores. Hay un tema que se llama Anita del mar que le metimos una entrada de vallenato, un estilo que yo escucho mucho. El vallenato es la cumbia pura de Colombia. Pero ese tema después se transforma en un tema rabioso, con una letra mágica, muy García Márquez.
También hay una que se llama Bajo un sol feliz, que habla de toda la hipocresía política. Me puse en la piel de un político, en lo que pensaba. Yambién hay otros temas como Combate hasta el final que habla de los Violadores mismos. También hay un tema dedicado al gran Jim Morrison.
¿Cómo es la gira latinoamericana que están haciendo?
– Arrancó el 4 de marzo en Perú con 10.000 personas. Después se viene Chile, también con Cadena Perpetua, después estamos en San Juan, después hay un impasse por el disco y en junio volvemos a tres ciudades de Perú, a un Festipunk que estamos organizando. Después Colombia… Seguramente también habrá más países y provincias de Argentina por visitar. Por suerte este fin de semana pudimos tocar en San Luis, donde no habíamos estado nunca.
¿La gira la toman como un cosechar lo que sembraron durante 25 años?
– Sí, es un año de gran festejo. Es el trabajo, la vocación, las ganas de hacer cosas y ante tantos traspiés no haberse derrumbado nunca. Y traspiés no solo en lo musical, sino también en lo personal. Dentro de un grupo en la cual hubo fricciones, no somos los mismos que empezamos. Quizás por que tuvimos vidas agitadas.
En 25 años pasan muchas cosas…
– Pasan bastantes cosas, hay chicos seguidores que ni siquiera habían nacido. No es que se cortó el grupo por que no vendimos más 200.000 discos. El grupo siguió. Eso demuestra un grupo con convicciones, con postura y no con pose. Por que hoy podemos encontrar bandas argentinas que venden mucho y al primer traspié, desaparecen. Violadores es una banda que tiene costumbres de argentina. Es costumbrista: te puede describir un lugar, pero es entendible en toda Latinoamérica y nos encontramos con bandas grandes de Argentina que no pueden cruzar la Cordillera ni el charco, por que no se las entiende en otros lugares. De tan barrial se hizo un ghetto.
Hablando de los que faltan, por ahí los fans más viejos recuerdan a Stuka. Vos ¿Cómo lo recordás?
– En los ’80s fue un motor fundamental para Violadores. Hoy, el mejor recuerdo que puede tener es ese Stuka de los ’80s. Después entró en altibajos por problemas personales, por cosas de él, y hoy en día es una persona que vive en Miami bajo el sol de Bush. Está lejos de nosotros.