Consolidada como una de las propuestas más interesantes de la escena indie local, a partir de la publicación de «Gratitud», su segundo disco, Los Espíritus reconoce como influencias ineludibles el blues, el tango y a la música dark, entre otros estilos. Aunque sus integrantes no consideran estar «inventando un género nuevo» y afirman que buscan crear «una música sanadora».
“Estamos mentalizados en usar la música para algo curador, liberador, que sea positivo, como para contrarrestar un poco cuestiones de la realidad social”, dijo a Télam Maxi Prietto, cantante y guitarrista de esta banda que forma parte de la grilla del Lollapalooza 2015.
El artista, que ya había llamado la atención de los críticos con su proyecto Prietto Viaja al Cosmos con Mariano, consideró que “muchos confunden espíritus con fantasmas y eso genera la idea de oscurantismo, pero no es lo mismo”.
Desde su destacado álbum debut, la banda mezcla el blues acústico con percusiones latinas, delirios chamánicos y magia vudú, y en este “Gratitud” desde el inicio con la mántrica “La Crecida” que remite a cualquier ciudad litoraleña argentina, aunque también al Delta del Mississippi, porque los Espíritus eran una de las pocas bandas argentinas que le podría haber prestado una canción a la primera temporada de “True Detective” donde se mezclan el clima de Lousiana y el vudú.
Ocurre que en un trabajo en donde conviven pinturas sociales crudas como en “Negro chico”, “La crecida” o “Pelea callejera”, una versión bluseada del tema de 2 Minutos grabado en vivo en Radio Nacional, aparecen canciones como la que le da el título al disco o “Mares” que buscan desmarcarse de las etiquetas fáciles que definen como “oscura” a la banda.
Santiago Moraes, voz y guitarra acústica, responsabiliza de esta característica a Prietto y su experiencia de ser padre de una nena de un año y tres meses, al tiempo que remarcó que el grupo no inventó ningún estilo nuevo, sino que “está siguiendo caminos marcados por otros”.
En este sentido, una escucha atenta de “Gratitud” significa un original viaje que permite encontrarse con elementos de artistas tan dispares como Bob Dylan, Nick Cave, Tom Waits, Oscar Alemán, Jorge Cafrune, Alfredo Zitarrosa, Edmundo Rivero y Color Humano, entre otros.
“Tenemos muchos gustos en común y muchos distintos. Eso define al estilo. No nos planteamos nada, las cosas se dan. Creo que a los estilos tradicionales hay que tomarlos como base para que después cada uno lo exprese a su manera”, aportó el también guitarrista Miguel Mactas.
Grabado en Plasma, en marzo de 2015, el segundo larga duración de “Los Espíritus” afianza la propuesta del sexteto conformado por Prietto, Moraes, Mactas, el bajista Martín Ferbat, el baterista Pipe Correa y el percusionista Fer Barrey, a partir de una narrativa musical más compacta.
“Es un disco que está más cerrado como obra en sí. En el primer disco están todas las canciones que teníamos, acá elegimos qué temas queríamos que formen parte. Esa es la mayor diferencia y eso es lo que hace que tenga un sonido más parejo”, dijo Moraes.
“Pienso que este disco está re bueno, mejor que el anterior y el próximo va a estar mejor todavía”, apuntó Prietto, quien basó sus dichos en la opinión de Mactas acerca de que Los Espíritus cuenta con “más claridad sobre las ideas musicales” respecto a sus primeros registros.
En este punto, también se atribuyó el sonido logrado en el disco al hecho de haber grabado a toda la banda tocando en vivo, de una manera más artesanal, y al uso de una consola analógica aportada por Mactas.
Respecto a su participación en el Lollapalooza 2015, la banda consideró que se trata de una posibilidad para llegar a un público que tal vez no los conoce y de actuar con un sonido mejor al que suelen utilizar.
“A nosotros nos gusta tocar para todo tipo de público. No estamos cerrados a nada. Tratamos de tocar bien y punto”, opinó Mactas, mientras que Prietto anticipó que intentarán que el repertorio elegido “sea algo narrativo, como un cuentito con diferentes momentos”.